Críticas Discos Especiales

Brian Jones, Mick Taylor y Ron Wood. Tres músicos tan diferentes como geniales. Tan absolutamente gigantescos como desaprovechados y ninguneados por el binomio Jagger/Richards. Tan importantes en The Rolling Stones que marcaron el estilo del grupo desde las sombras. Y de una banda de rock que no es una banda cualquiera pues resulta francamente imposible entender la historia de la música sin nuestras Satánicas Majestades. Ellos son y serán el rock. El binomio Jagger/Richards tiene pocos competidores pero durante la década de los sesenta la tercera cabeza pensante les hizo tambalearse. Les generó dudas señalándoles mil caminos a escoger y mil sonidos a probar. La influencia de Brian Jones eran tan grande que su aproximación al pop, a los Beatles y todo lo que les rodeaba hacía que la mayoría de grupos británicos comenzarán a superarles, ya sean Beatles, Kinks, Who…. Sí, así lo creo. Los Stones son mi banda pero entre el 65 y el 68, a pesar de tener grandísimas canciones y discos, no daban con la tecla correcta. Ejemplo claro son «Between the Buttons» y «Their Satanic Majesties Request». Y el máximo culpable de aquello era fácil de señalar: Brian. Un genio. El fundador. Un músico privilegiado pero por lo que explican, una mente débil y complicada que veía fantasmas donde no los había o donde sí. Y finalmente los Glimmer Twins le dieron una patada en el culo, se deshicieron de él gracias sin duda alguna a sus mil y una adicciones. Con la nunca aclarada muerte de Brian acabó la primera gran etapa Stoniana y empezó la época dorada. Jones aún aparece en «Beggars Banquet«, su guitarra llora en algunas canciones y eso hace al disco más grande si cabe, ese disco que es una obra maestra que cambia el rock para siempre y el futuro stoniano, buscando desde entonces a un guitarra que pueda aportar a los Stones puro «rock». Mick Taylor comenzó entrando en los Stones como músico de sesión, venía de la familia Mayall así que su calidad estaba sobradamente probada. Tocó en varias míticas canciones que fueron apareciendo en los años venideros pero su bautismo fue en 1969 en el concierto de Hyde park. Mick Taylor se convirtió en el guitarrista de la mejor etapa de The Rolling Stones. De «Let it Bleed» a «It’s only rock’n’roll«. Es en ese disco de 1974 donde Taylor se baja del tren y entra a hurtadillas el carita Ron Wood. Hasta aquí la segunda y mítica etapa de los Stones. La que les convierte en los más grandes entre los grandes: Let it bleed, Sticky Fingers, Exile on Main Street, Goats head Soup, It’s only rock’n’roll….. Cerrando otro capítulo de la historia.

«It’s only rock’n’roll» de 1974 está considerado un álbum menor dentro de la discografía stoniana. La resaca fue «Goats head soup» y esto era el principio de la cuesta abajo. La tensión era palpable y no se disimulaba. Taylor y Keith no se soportaban así que Mick Taylor se bajó del tren en marcha. Después de buscar mil sustitutos de todo pelaje y fama: Eric Clapton, Rory Gallagher, Jeff Beck… , al final se acabó por contentar a Keith y traerse a un golferas amigo suyo para que grabase el tema estrella del disco, el que le daría nombre, y Ron Wood se quedó, porque encajaba y porque sus Faces en algunos momentos fueron más Stones que los Stones. Su primer disco como miembro a todo derecho de los Stones fue «Black and Blue» de 1976, disco que se llevó muchas duras críticas que con el tiempo y el pasar de los años se han corregido considerando al disco como una pequeña joya de su discografía, un álbum menor de un artista mayor como dice mi buen amigo Jorge «Addison». Un disco que sería la antesala de una puta obra maestra (POM) llamada «Somegirls (1978) después del cual y a excepción de «Tatto You» (1981), marcaría el lento pero progresivo declive de la banda que aunque continuaría sacando singles maravillosos y siendo la mejor banda en directo (aún hoy lo es?) ya no recuperó la creatividad necesaria para volver a ser quienes habían sido. Ronnie Wood sigue siendo el guitarrista de los Stones, Ronnie Wood lleva más de cuarenta años con sus Satánicas Majestades pero sigue siendo el nuevo. Wood sigue siendo un excelente guitarrista al que el gran circo le echó a perder, y el se dejó, claro está. Pero aquel «Black and Blue» donde él entra por primera vez es una debilidad personal. Un disco precioso con toques mágicos. Para nada menor. Un disco que siempre, por tradición y pura superstición, suena siempre el día de mi cumpleaños. Un disco muy ligado a mi vida, a mi halo espiritual. Un discazo en mi humilde opinión que hoy me quería traer al Exilio.

«Black and Blue» es un disco de solo ocho canciones. Canciones muy diversas en cuanto a estilos, poco identificables con el viejo y mítico sonido Stone. Canciones que suenan  más a divertimento en el estudio mientras probaban a Ronnie que a idea o concepto de disco. De las sesiones del disco se habla que «Slave» y «Worried about you» pertenecen a ellas y que se quedaron en el tintero para salir en «Tatoo You» años más tarde. Está Wood, sí. Pero también está Billy Preston, Nicky Hopkins, Ian Stewart, Wayne Perkins…. y Harvey Mandel de los Canned Heat quién es el responsable del riff de Hot Stuff y que a punto estuvo de robarle el sitio al bueno de Ronnie. «Hot Stuff» abre el disco. Y lo hace con un ritmo negroide y algo discotequero, salpicado de funkie y encocación. Un bajo de alta precisión, casi quirúrgico, sostiene el tema que da vueltas sobre sí  mismo alargándose en exceso y dando esa sensación de jam constante. Impecable guitarra de Harvey Mandel. Tremebunda con un Jagger desatado, sexi y peligroso en la parte final. «Hand of fate» es un rocanrol clásico de la banda. Esa clase de rock que harían de aquí en adelante. Una nueva marca de la casa donde Jagger vuelve a estar soberbio y donde Mandel se reivindicaba como el mejor sustituto de Taylor aunque al final el gato se lo llevase Ronnie. A «Cherry oh baby» le tengo un cariño especial. Un reggae stoniano siempre se debe tener en cuenta. Una versión, sí vale, una versión de Eric Donaldson, pero qué versión más sensacional, tocada con tanta magia, con tanto desparpajo y sobradez. Puro divertimento. Finalmente la primera cara cierra con esa obra maestra llamada «Memory motel». Una joya. Una delicatessen que bien vale un disco. Con Keith al piano, Preston al órgano, toda la banda demostrando que eran capaces de estremecer, de hacernos vibrar, de ponernos los pelos de punta, emocionarnos y hacernos llorar: Mighty fine, she’s one of a kind. La segunda cara se abre con otra jam «inspirada» en Ronnie Wood. «Hey Negrita» es de lo más flojo del disco pero se pega como una cosa mala. Keith y Wood conectan, hay feeling, hay rock. Y Ronnie se queda. «Melody» es otra pequeña obra maestra stoniana. Maravillosa de principio a fin con un Billy Preston descomunal, un Billy Preston que tiene como segundo nombre Mr melodía. El puto amo. y Jagger desatado en la parte final. «Fool to Cry» es caso aparte. Balada entre las baladas. Canción top. Perfección. Balada donde Jagger se luce, donde demuestra que sigue siendo el mejor (aún hoy lo es). Poco más que decir. Magistral. Cierran el disco con el rocanrol de «Crazy Mama» donde glamean, chulean y se gustan, y nos gustan. Disco top.

The Rolling Stones – Black and Blue (1976)


01.- Hot Stuff/ 02.- Hand of Fate/ 03.- Cherry Oh Baby/ 04.- Memory Motel/ 05.- Hey Negrita/ 06.- Melody/ 07.- Fool to Cry/ 08.- Crazy Mama.


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