Conciertos

Hará aproximadamente seis meses el Profeta Chuck se paseó por la Península para presentar su magnífico trabajo «Night Surfer«, en Barcelona lo hizo en la pequeña sala Sidecar
sin un componente esencial de los Mission Express, hablo de Stephie
Finch con lo que aquel bolo perdió en preciosos coros y melodías popis
pero ganó en músculo, en trempera y rocanrol. El ex-Green On Red se tomó
esos conciertos con mucha energía y nos apabulló con una colección de
temas brutales donde abundaban los del nuevo disco, luego hubo una
tripleta de versiones y un repaso a su obra, magna e imprescindible.
Ayer volvió de visita por Barcelona sin nada nuevo bajo el brazo, dando
pistoletazo de salida a la minigira española, y lo hizo con los Mission
Express al completo. La privilegiada sala escogida fue Marula Café en la
que no había estado antes: pequeña, coqueta, con un sonido decente
pero con dos columnas que no permitían ver el escenario en todo su
esplendor… algo incómodo…. pero que no evitó que disfrutásemos del
concierto, el cual empezó con bastantes minutos de retraso….

Antes
de la actuación de Chuck, y como viene siendo habitual, salió a tocar
sus canciones Jonah Tolchin, presentando su disco debut «Clover
Lane» que abordaremos aquí como se merece a su debido tiempo. Jonah
sonó estupendo pero me dio la sensación que debido al retraso le
recortaron el repertorio… una pena, aquí un servidor le compró el
disco y Jonah recobró la sonrisa y se puso más contento que unas
castañuelas…. Luego salió el Profeta con sus apóstoles y no nos falló.
Su contagioso buen rollo, sus ganas, su profesionalidad, su eterna
sonrisa, sus dos micros, su guitarra castigada por viajes y conciertos,
sus canciones….. no, no falla. Lo pasamos en grande. Pocas diferencias
con el concierto de Sidecar de hace medio año. Pocas, pero importantes, y
todas ellas por el factor Stephie. Ella cantó una canción en solitario y
por supuesto lo hizo a duo con Chuck con su «Little Girl» que les quedó
de cine, y además aportó esas pequeñas cosas que enriquecen a las
canciones: los coros, los teclados, la pandereta… Un placer. Y Chuck a
su rolllo, algo menos salvaje que la anterior vez pero dándole a los
riffs que ni os cuento. Sonaron no sé el orden, no lo recuerdo:
«Countrified», «Wish me luck» (con la entrada de «Lodi»), «Ford
econoline», «Lonely desolation» y «Tell me anything» de su último disco. Y luego pues joyas del calibre de «Castro Halloween», «Temple Beautiful», «Willie Mays is Up a Bat, «Little Girl, Little Boy», «Summertime Thing» (como siempre impresionante, cómo me acordé de ti Joserra!), «You Did», «Bangkok» de Chilton,
y… creo que me dejo alguna, pero en general no hubo sorpresas,
cancionero típico, 95% igual en todas partes pero francamente
disfrutable y ganador. Ir a ver a Chuck es acertar de pleno, noche de
buen rocanrol, de alegría, de cantar a pechopalomo, de disfrutar de su
calidad y simpatía. Sin duda, un grande de nuestros días.


2 comentarios

  1. Pues ya me preparo para verlos en Madrid el lunes 25, mi tercera asistencia. Me empaparé sus últimas obras desde mañana a conciencia e iré bien preparado, de examen vaya.
    Como bien dices, un concierto del Profeta es una apuesta ganadora segura.
    Saludos,
    JdG

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