Críticas Discos

Taladren ustedes un agujero y díganme lo que ven. Yo veo a un hombre de gran tamaño, delgado, caucasiano, con aire a cowboy del siglo veintiuno y un halo de genialidad a su alrededor. Yo veo a Michael Davis Pratt o mejor dicho veo a Jim White, uno de mis cantautores (o singer-songwriters que siempre queda mejor, más fino y moderno) favoritos de tal vez los últimos quince años. El amigo White practica un country-alternativo (qué poco me gustan las etiquetas, leñe!) de toma pan y moja, un country modernete a veces incluso inclasificable ya sea por los ruiditos hipnóticos que le aproximan en ocasiones a Waits, ya sea por pertenecer años atrás a LuakaBop del cabeza parlante Byrne o simplemente porque al tipo le gusta experimentar y dejarnos con la boca abierta y el culo prieto. Quién sabe?. Desde luego la calidad de su música es indiscutible aunque como todo hijo de vecino ha tenido sus altibajos sus más y sus menos. Vamos por partes, su debut musical «Wrong-eyed Jesus (The Mysterious Tale of How I Shouted) » (1997) me dejó de pasta de bonaito, eso lo tengo que reconocer, quedé francamente alucinado de como se las gastaba el californiano, pues ya desde esa indescriptible e hipnótica portada me sedujo sin compasión. Allí había temazos como «Book of angels», «Burn the river dry» y «When Jesus gets a brand new name».. pero al disco le faltaba un algo, un no sé qué  que tampoco encontré en su siguiente trabajo «No such a place» que ojo, no baja del notable.

Gracias a algún tipo de ente divino, los astros, las musas, las drogas o el alcohol White encontró la fórmula perfecta en su siguiente trabajo oficial, ese disco que me volvió loco y que sigo escuchando al menos una vez al mes para recordar lo bueno que es este tipo. «Drill a hole in that substrate and tell me what you see» es en mi modesta opinión una obra maestra oculta que todo bicho viviente debería descubrir con la mayor brevedad posible o ser condenado a las mayores y brutales torturas habidas y por haber. Después de aquello me declaré seguidor absoluto de Jim White, de su sombrero de cowboy y sus botas con espuelas. He comprado todos sus discos posteriores que no han estado lógicamente al mismo nivel del que hoy os vengo a hablar. Sí, a mí me gusto muy mucho «Transnormal Skiperoo» (2007) pero aún mejor sabor de boca me dejó «Where it hits you» (2012), incluso le di bola a aquel «Sounds of the Americans» (2011) que sin ser lo que esperaba si me agrado bastante. Ahora me llega la noticia de un nuevo álbum este 2015, titulado «Take it like a man» junto a The Packway Handle Band, y no puedo dejar de aplaudir la buena nueva, al parecer salió en Enero pero no he podio hincarle el diente a pesar de tener una de las portadas que más han llamado mi atención estos últimos tiempos, es por eso, por la llegada inminente de este nuevo disco que he decidido repescar y traer al Exilio el que creo que es su mejor álbum hasta la fecha. Vamos pues con «Drill a hole…» y ya me diréis lo que veis…
Recomiendo la escucha de este enorme e indispensable disco en unas condiciones propicias, no quiero hacer apología de las drogas blandas pero se disfruta mucho mejor con una buena copa de vino blanquito entre manos, si es un muscat bien fresquito mejor que mejor intercalándolo con alguna que otra calada de cigarrillos risueños. Esto, claro, no es indispensable para disfrutarlo pero hace de la experiencia algo tremendamente bello e inolvidable. Más aún cuando empiezan a sonar las primera notas de «Static on the radio», la canción elegida para abrir el disco y dejarnos ya en ese estado bonico del to. Esto no lo digo por decir, estamos ante un temón de dimensiones siderales, si a eso añadimos que la voz femenina es la de Aimee Man pues ya podemos morir porque al menos durante el tiempo que dura este tema hemos conocido la felicidad completa. El tema se abría con aires misteriosos y sonoridades que iban de Eels al diabólico Tom Waits, la voz de White acariciándonos y un estribillo donde Aimee brilla con luz propia. Temón y requetemón. Después de esto es difícil tomar aire, pero Jim lo hace con cierta soltura en «Bluebird» donde es fácil entrar en trance con ese medio tiempo folk con aires gospelianos y el buen hacer de M Ward que como un fantasma aparece y desaparece durante todo el disco. No sólo encontramos a Aimee Man y a M Ward como invitados de lujo, también podremos maravillarnos con la calidad de Mary Gauthier, Bill Frisell e incluso la presencia de David Byrne.
«Combing my hair in a brand new style» comienza con unos toques jazzisticos acompañados de un rapeado/recitado que desembocan al final de la canción en una cascada gospeliana y una guitarra divina. Sin duda estamos ante uno de mis temas favoritos del disco. El country-folk de «That Girl from Brownsville Texas», muy a lo Lambchop, nos lleva de la mano a uno de los momentos álgidos del disco, ese momentazo que recuerda al mejor Waits con «Borrowed wings» y «If Jesus drove a motor home». La primera de ellas contiene un banjo de esos descacharrantes que me vuelven tarumba y ese deje demoníaco de Tom, la segunda es una de esas putas maravillas que se dan muy de vez en cuando, con un inicio por el que mataría Beck Hansen, una cadencia moderné para volarse la quijotera y una letra de morirse: «If Jesus drove a motor home / I wonder how what’d drive. / Pedal to the metal, / or real slow, checkin’ out the stereo. / Cassette playin’ Bob Dylan, motivation tapes. / Tricked out Winnebago, tie-dyed drapes”. «Objects in motion» es como si Lou Reed se pusiese fronterizo y masticase tabaco, como si se pusiese al frente de Lambchop. Seguidamente llega uno de los temas «difíciles» del disco, llega «Buzzards of Love» al que una vez le coges el gustillo te perseguirá para toda la vida. «Alabama Crome» es un temazo, una genialidad, una delicateseen absoluta con unas guitarras de aúpa donde Jim tiene la ayuda de Barenaked Ladies, uno de esos grupos ocultos de rock alternativo más que interesantes. Para finalizar el discón tenemos dos temas de altura, en primer lugar nos encontramos con la misteriosa y atmosférica «Phone booth in heaven», y luego, cerrando, la maravillosa «Land called home», no hay palabras.

Si Jesús se pusiese al volante de una autocaravana seguramente bajaría el volumen de su cinta de Bob Dylan mientras retoca su cabello para obtener un nuevo y brillante estilo antes de detenerse en medio de la carretera y taladrar un agujero en el suelo para decirnos lo que hay en él, y lo que hay es un discazo descomunal de Jim White. Un disco especial, diferente, único, con un maravilloso countri-folk vestido a veces con toques gospelianos y engalanado con incontables ruiditos.

Jim White – «Drill a Hole in That Substrate and Tell Me What You See» (2004)
9,2/10
01.- Static on the Radio/ 02.- Bluebird/ 03.- Combing My Hair in a Brand New Style/ 04.- That Girl from Brownsville Texas/ 05.- Borrowed Wings/ 06.- If Jesus Drove a Motor Home/ 07.- Objects in Motion/ 08.- Buzzards of Love/ 09.- Alabama Crome/ 10.- Phone Booth in Heaven/ 11.- Land Called Home.


3 comentarios

  1. Pues tengo que buscar hueco para este tio porque no tengo ni idea, y por lo que comentas en la reseña por fuerza me tiene que interesar.
    Un descubrimiento para mi.
    Abrazo.

    1. Esto es un disco de esos mágicos. Yo creo que puede gustarte, pues mezcla muy bien la tradición con la modernidad sin perder ni un poquito de belleza y calidad por el camino. Discón querido Addi, no te lo pierdas, busca tiempo. Gracias por exiliarte.

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