Discos Críticas

Digamos que este nuevo disco supone llevar esa técnica y emoción tan jonda y distinta a la que quieren aquellos para los que sigue siendo la  referencia del nuevo country-rock a parámetros más de canción con estructura y dimensiones más ajustaditas, menos desparramantes que en los dos previos.

Recuerdo muy bien que la segunda vez que actuó Lucinda en mi ciudad (primavera de 2013) mucha gente salió desconcertada del pase en el Antzoki porque al ángel de Lake Charles le dió por ofrecernos un bolo encendido de blues, rioja y rock pesado (en el buen sentido) sin margen a sus baladas llenas de moratones de desamor. Y recuerdo comentar con la parroquia que al final Lu como una de sus referencias el señor Bobby Dylan, adora el blues, le apasiona. A mi, aunque no hubiera set acústico con los Blue, Reason To Cry, Side of the Road, etc. de turno, como si los hubo la primera y emotiva vez, me pareció tan vibrante y válido como el primero. The blues side of the coin. Lo que pasa es que ella estaba en modo Crazy Horse o Doors para entendernos, como lo está en este nuevo y esperado disco Good Souls & Better Angels.
Por lo tanto, aquellos que se dejen llevar por los mentideros que dicen que vuelve a la forma tras discos mediocres y se hagan la ilusión de un nuevo Car Wheels que se olviden. Lucinda cambió y ya no es la contadora de historias de antes, ahora un espíritu más jazz en su voz hace mucho menos digestiva su obra desde el espectacular doble Down Where The Spirits Meets The Bone (2014) auténtico five stars para el que suscribe. Luego, su secuela oscura dos años más tarde del Ghost  of Highway 20 (2016). En esos dos discos ella se hace medium mediante su vibrato, alargue de las palabras y un exagerado acento tórrido sureño de un espíritu tan profundo que debes estar en su secta para que realmente te llegue de pleno.
Digamos que este nuevo disco supone llevar esa técnica y emoción tan jonda y distinta a la que quieren aquellos para los que sigue siendo la  referencia del nuevo country-rock ( nunca lo ha sido la verdad, ella es más blues que country, eso siempre me ha parecido) a parámetros más de canción con estructura y dimensiones más ajustaditas, menos desparramantes que en los dos previos.
Éste es del disco de la angry Lucinda, esa que siempre ha sido pero de manera intermitente en todos sus discos  y se anticipa como si ya supiera ya el desastre que nos va a deparar este nuevo Mundo post Covid 19 y cuyos tintes oscuros no se los quita ni el más happy flower.  No es por tanto un disco amable, sino un disco de denuncia. Su tono me recuerda al Sleep with Angels de Neil Young, otro de sus claros songwriters referentes de toda la vida.
Menos espiritual y más de contar las verdades del barquero, en este disco la de La Lousiana de los  U.S.A se caga en el pato Donald Trump y de qué manera (Man Without a Soul) además con un tempo dulce, con dientes , dientes como la Pantoja. Nos adelanta la basura de mundo que ya estaba llegando y que ya con este virus y su utilización por el poder establecido se va a convertir en un estercolero definitivo que haga que recemos por la lluvia de meteoritos que nos evite más dolor. Ese emotivo Big Black Train que es el clásico del disco a la inversa que el tren de los Impressions en el que todo dios quería subirse representa todo lo feo que está al caer.
Al estilo del Everything is Broken de Oh Mercy, Broken Down Blues es mi otra favorita de todo el set. Directo blues, sencillo y con unas rimas de fools and thieves and hipocrites que las ves venir pero vamos que no inventa la pólvora y la banda Buick 7 esá muy bien pero ni por el forro le llega a las suelas a la formación del Fillmore con el guitarrista más extraordinario que ha tenido como Camarón a Tomatito, Don Doug Pettibone.
Waking Up, el experimento que siempre hace, es sobre el tema del maltrato y la verdad es que no me dice demasiado. Aviso que por ahí hablan de clásico de la diva sureña y vamos… lo que hay que oir.
Luego un rollo un poco moruno-blues en Pray The Devil Back to Hell que no me enciende de manera suficiente como sí lo hacía Doors Of Heaven de su anterior disco.
Es una opinión particular pero el jaleo que se pretende montar con este disco es porque ya llevábamos unos añitos sin disco de ella pero os aconsejo recuperar los dos anteriores porque son mucho mejores, os lo prometo. Puede que sean largos pero tienen mucho más soul y están en mi opinión muy infravalorados.
Big Rotator o la muy ZZTop  Down Past The Bottom es más de lo mismo, dudas incluso de si están repetidas. Ni pena, ni dolor, ni gloria. Como Bone of Contention, todo en el mismo mood. Mediocre para tu estándar. Salvo la inicial You Can´t Rule Me , muy L.A. Woman por ciertoya que es muy representativa de la raza salvaje de la que hace gala Lucinda, imposible domarla, imposible. Pero tampoco es para echar cohetes.
En las más slow como When The Way Gets Dark  la sensación de been there before o deja vú o autoplagio es tan evidente que me decepciona. Pero yo te sigo queriendo Lu pero me entran tantas ganas de hundirme en tus anteriores discos que es que no lo veo. Solo me gustan tus la la las finales de la canción, esos si consuelan mi confinamiento como madre con nana.
Y aunque la propia artista y la propaganda quieran adelantarnos que la canción final y que le da medio título es su nueva POM, la larga Good Souls, lo siento pero se me hace bola y prefiero Shadows & Doubt un poco más corta pero más dulce y es que Lucinda para mi tiene que tener sabor agridulce, mi sabor favorito.
Todos tenemos y ahora más que nunca nuestras luces y nuestras sombras, nuestras dudas y nuestras certezas, nuestras equivocaciones y nuestros aciertos.
No es que este disco me parezca un mal disco, ni mucho menos pero uno se había acostumbrado el sexo tántrico con la sureña y esta pretendida vuelta a un formato que le reconcilie con los que le abandonaron hace mucho tiempo, obsesos en pretender que alcance las cotas del Car Wheels ya que no la aprecian en su etapa fado, me supone algo así como si quisiera ponerme los cuernos pero ella sabe donde tiene siempre esperando a su verdadero amor.
Por Joserra Rodrigo


Un comentario

  1. Pues a mi me parece un disco estupendo en el que le da cancha como nunca antes a unas guitarras que solo eran anécdota en discos anteriores. A ratos parece que quiera llamar a Nils Cline lo que genera alguna sospecha .. pero sigue habiendo suficientes piezas de la Lucinda de siempre balanceando bien la situacion. A mi me ha gustado …

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