Los intrépidos Redd Kross vuelven a la carga con ‘Beyond the door’.
No hay mucho que contar, y al tiempo hay que contarlo todo, pues en «Beyond the door» está todo lo que la banda de los hermanos McDonalds lleva décadas ofreciendo.
Hablando del último disco de los californianos Redd Kross, creo que se impone la lógica del ritmo a la hora de reseñar «Beyond the door», título de su última criatura, haciendo coincidir la vertiginosa sensación que se percibe de la escucha del mismo, con una narración que evoque semejantes efectos.
Seré pues, breve: No hay mucho que contar, y al tiempo hay que contarlo todo, pues en «Beyond the door» está todo lo que la banda de los hermanos McDonalds lleva décadas ofreciendo.
Sin entrar en pueriles comparaciones, diré que el catálogo de canciones que nutren los surcos de este trabajo no me plantea demasiadas dudas sobre la calidad del disco, no me plantea una sombra excesivamente alargada de rubor si quisiese hacer un cotejo con un glorioso (e inalcanzable) pasado, y creo que la palabra dignidad es perfectamente utilizable a la hora de clasificar el elepé. En definitiva, que entiendo que estamos hablando de un nuevo, encendido, juvenil, rockero, powerpopero y vertiginoso disco de Redd Kross.
No creo que se aburra nadie con este disco, los fans encontrarán (encontraremos) lo que queremos de la banda: rock desinhibido y carente de complejos, riffs, estribillos, melodía, powerpop, emociones, lírica, esencia high school, pop-punk… vértigo, en definitiva.
Por todo ello, no veo necesario establecer comparativas con tiempos que todos sabemos que no volverán, no solo en lo referente a esta banda, sino en lo referente al rock en general y a cuantas bandas deseen poner sobre la mesa.
Me gusta el disco porque me gustan las canciones, me llegan y desde luego me divierte la escucha de «Beyond the door».
Canciones que establecen ese contacto y que provocan reacciones y exaltaciones varias. No se pierdan para conseguir estos efectos el primer single que da título a todo el álbum.
Ciertamente hay momentos mejores y otros menos conseguidos, pero el frenesí general hace que todo pase fluido y que las carencias de algún tema no se adviertan demasiado.
No es fácil ignorar la inyección de buen rollo que acarrea el riff glam de «The party», jugueteos con el hard-rock en la espídica «Fighting», rock de medio tiempo en la onda del mejor Dan Baird en «There’s no one like you», o gemas powerpop firma de la casa como «Ice cream strange and pleasing» o «What’s a boy to do», sin olvidar el irónico homenaje a Ian Hunter de «Jone Hoople» o la devastadora y rugiente versión del tema noventero de los Sparks,«When do I get sing my way», cuyo estribillo se pega al cerebro para despedir el disco por todo lo alto.
Muchos dirán que no alcanza este catálogo a otras referencias, por estos mismo protagonistas firmadas años (décadas) ha, pero en mi humilde opinión, ojalá muchos más fueran capaces de ofrecer trabajos en los que se evidencia el buen hacer, la ilusión y el divertimento que, al menos un servidor, siente con la escucha del último de los Redd Kross.
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Yo soy de esos que .. o no le he pillado el punto, o creo que se han quedado lejos de pasadasa entregas. no es un mal disco desde luego, pero para mi no se acerca a ninguno de sus grandes discos del pasado
Yo es que hace años que me niego a comparar este tipo de discos con los publicados por los mismos protagonistas décadas ha. Nadie, y digo nadie, tampoco los grandes astros, ha repetido ni va a repetir sus grandes discos.
Desde este punto de partida, creo que no hay otro hoy por hoy sinceramente, creo que este trabajo, dentro de lo poco que ha salido este año aprovechable, es para dar las gracias, al menos entretiene, cierto que no es Phaseshifter.
Saludos.
A mí me ha gustado el disco (y eso que ando en blanco con lo anterior suyo).
Voy corriendo a buscar "Phaseshifter".
Gracias.
El disco está muy divertido y tiene los ingredientes que nos molan de los RK. Eso si, te aseguro que Phaseshifter es otra historia (mucho mejor).
Abrazos.