The Parson Red Heads en Bilbao

Conciertos

Parson Red Heads vuelven a Bilbao, estuvimos allí.

Sobrevuelan por la sala ecos de Byrds, Neil Young o The Beatles y las canciones se sucedían de manera fluida y rica, pues diseminaron un mosaico de sonoridades e influencias que hizo de la noche un suculento ejercicio de heterogeneidad…

No eran pocos los motivos para esperar con entusiasmo el concierto de ayer noche en la cada vez más apreciada sala superior del Kafe Antzokia, la llamada Kutxa Beltza, que acogía a la banda de Oregon The Parson Red Heads.

Su anterior visita, acompañando al canadiense Doug Paisley, en este mismo emplazamiento hace ya casi tres años y medio, los convirtió en un grupo a tener en cuenta para muchos de los que allí nos personamos con la intención de ver al cantautor Paisley, pues gustaron mucho y sorprendieron a todos.

Si a ésto unimos el comprensible y unánime regocijo con que fue recibido su último álbum, el estupendo «Blurred Harmony«, nos encontramos con ese creciente entusiasmo ante esta nueva visita que comentaba más arriba.

Y el cuarteto no defraudó, con una entrada bastante aparente (aunque un servidor esperaba algo más de público), la formación capitaneada por Evan Thomas Way ofreció un concierto en el que banda y público se fueron fusionando y compartiendo sensaciones según avanzaba la noche, llegando a momentos de una total comunión que quedó de manifiesto con el evidente enardecimiento con que era refrendada cada canción al término de la misma por un público que lo estaba pasando de miedo.

The Parson Red Heads
The Parson Red Heads

A pesar de un comienzo en el que la voz de Evan se mostró un tanto renqueante, en especial en algún agudo, cosa que fue solucionada en un brevísimo espacio de tiempo, pues en cuanto calentó la garganta, su instrumento empezó a sonar perfecto en todos los registros.

La banda suena perfectamente engrasada, y domina el repertorio -con buena presencia de su último cancionero: «Please come save me»«Coming down»«Time after time»…- de manera admirable. Sobrevuelan por la sala ecos de ByrdsNeil Young o The Beatles y las canciones se sucedían de manera fluida y rica, pues diseminaron un mosaico de sonoridades e influencias que hizo de la noche un suculento ejercicio de heterogeneidad, cosa que siempre se agradece y valora.

Conversando con los buenos amigos con quienes disfruté del bolo, fantaseábamos con lo idílico que hubiese resultado la incursión de una steel guitar o unos teclados, aún así la prestación que ofrecieron los pelirrojos Parson en formato cuarteto fue extraordinaria.

También hubo tiempo para que Evan Way ofreciera dos coplas de su nuevo disco de reciente publicación, «Long distance», acompañado por una acústica y por la baterista del grupo y esposa de Evan, Brette Marie Way en la segunda voz, percibí una inmejorable impresión de ambos temas, especialmente del primero de ellos titulado «Maybe tomorrow».

El tiempo pasó volando y cuando nos quisimos dar cuenta estábamos ante la última canción, que fue además una favorita personal como «Sunday song».

Todo el mundo abandonaba la sala con cara de satisfacción y congratulándose por el gran bolo vivido, y es que la de ayer fue otra gran noche de rock and roll.


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