Conciertos

Guitarras, distorsiones y melodías… y gente lanzándose al vacío existencial con Mad Robot y Cloud Nothings bajo La Pérgola en La Marina de Valencia. Día idílico.

Soy un obsesivo compulsivo musical y cuando me da por algo voy hasta el final (disculpen el tono personal). Hay quien llama a estos estados ‘crisis de los 40’ (no encuentro el emoticono de la ironía!, somos rockeros), para mi es simplemente aferrarme a aquello que fui y que también soy ahora, liberado totalmente del «que dirán». Y en la música pués hoy por hoy he tenido la suerte de dar con quienes ‘me representan’ (y cerca), porque si ahora tuviera que montar un grupo (valga la falta total de humildad) sería como Mad Robot o como Lil’Knife, con lo cuál el mundo queda liberado de tener que presenciar tamaño agravio sonoro porque ellos ya lo hacen fenomenal.

Así que el sábado fue un día idilico en mi recóndito universo interior. Una sensación que mastiqué conscientemente a cada minuto que pasé delante de La Pérgola practicando mi headbanging amorfo, arrítmico. No voy a entrar en categorizaciones de si fue el mejor concierto del año o si es una injusticia que no fuera más gente, que por cierto se acercó bastante público entre casuales y rendidos a la causa.

Si que fue un momento especial porque siguiendo como sigo al sr.Grau, también lo hago en las rrss (algo bueno tienen), él fue quien me descubrió hace tiempo a Cloud Nothings, es más, en mis listas (de mierda) particulares de los últimos dos años han entrado entre lo mejor. Y para mí la conjunción de ambas formaciones era lógica y normal, y extradordinaria porque ver en Valencia (una ciudad que muchas veces ‘quiere y no puede’ albergar a grupos como Yo La Tengo en su programación) al grupo de Dylan Baldi era algo más que raro, a no ser que alguien se empeñara de verdad en traerlos. Por tanto muy agradecido a la organización de estos ciclos en La Marina de València que parece que pasan bastante de lo que se espera de un evento de estas características, dando la oportunidad a este par de grupos un tanto alejados de la línea de un festival de esencia popular y gratuita en un marco digamos «familiar», dinamizando un espacio único y bonito, y haciéndome creer por una mañana, soleada además, que las cosas se pueden hacer bien sin tener que sacrificar el todo por «lo festivo», aunque valga la redundancia, fue una fiesta de guitarras. Es de valientes. Enhorabuena.

Abrieron Mad Robot en calidad de grupo anfitrión con su formación de lujo después de mucho tiempo sin pisar un escenario. El grupo liderado por Mike Grau, con Susana Muñoz, Borja Boscà, Roberto Timón y Carolina Otero, gente normal que hace música de guitarras y melodias, para mí son los mejores abanderados del indie-rock real, ese que se aleja del ‘indie’ de chichinabo (joder, este adjetivo estaba en desuso, lo que me hacen escribir), les adoro. Distorsión, un bajo que no esconden, ritmo, pop y actitud subversiva. Canciones de influencias conocidas y sin fuegos artificiales como los que colgaron a unos metros (por aquello de la fiesta del poliestireno que se avecina y tal).

Tras la particular reco acústica ‘Pig’ de hace casi un par de años y en el marco incomparable de La Pérgola, Mad Robot aprovecharon su regreso para presentar algunas de las canciones que formarán parte de su próximo disco, primicias que conformaron el grueso del setlist, Time Traveler, Culturcide y Personal Tragedy abrieron con urgencia punk-rocker, y de su repertorio habitual rescataron su ya imprescindible Say My Name que fue coreada por un público que demostró que, ¿por que no?, no todo tiene que ser como nos venden en verano.

También de su debut cantaron The White Lady con la gran baza que tienen en la dicotomía vocal Grau/Susana y su pegada pop guitarrera. Tuvimos otras inéditas, Horrible Day, Punch Me, la ramoniana Shit Present brilló y Beach Funeral me dejó con ganas de más. En su línia de guitarras, distorsiones y melodías cerraron por todo lo alto con dos conocidas tonadas y favoritas de su segundo disco, Hit Song y una Kill The Mainstream con el apoyo vocal de dos pequeñas indie-rockers que aportaron un punto simpático y normalizaron por un momento esa facultad que tenemos y que no suele utilizarse en la música como es la capacidad de protestar. Se me hizo corto. Nos queda esperar su nuevo disco. Disfruté como un niño.

Con el ambiente caldeado y sin prueba de sonido de por medias, llegaba el turno de Cloud Nothings. Grupo que como contaba me descubrió Grau hace un par de años coincidiendo con la edición de ‘Life Without a Sound’, el que fue considerado como uno de sus discos más accesibles que no faltos de garra. Y mi pregunta desde que se anunció el concierto fue si intentarían agradar con su vena más pop o desatarían el lado más hardcore de su último ‘The Last Building Burning’, disco que reconozco que sobre agradarme, me costó asimilar. La incógnita no duró más allá de la primera canción en la que desataron una brutalidad sonora que nos pasó por encima a todos como una apisonadora con su canción inicial On An Edge, canción que abre precisamente su último disco, brutal, grandes, nos metieron de lleno en su idiosincrasia de pop extremo. Sí, venían a complacer, pero sólo a quienes nos gusta su música tal y como es.

La siguiente Leave Him Now dejó entrever su otra cara y su capacidad melódica, y así sin ambages, ni concesiones, en un paseo marítmo cercano a una parque infantil, acometieron entero de pe a pa su disco The Last Building Burning con furia y arrojo guitarrero. Escuchar de primera mano en directo a unos metros pepinazos como Offer An End y So Right, So Clean me hicieron acometer de nuevo su último disco al llegar a casa.

Con todo, mi momento favorito y absolutamente grandioso sucedió con Dissolution, su canción más extensa con un interludio velvetiano de disonancias y feed más digno del White Light/White Heat que de los más cercanos Sonic Youth, momento de auténtico éxtasis sonoro no sólo por la interpretación en sí de toda la banda, además por el momento y el lugar donde la desataron.

Hubo momentos más accesibles, como el contrapunto de Modern Act de su ‘Life Without a Sound’ o Now Hear In del antepenúltimo ‘Here and Nowhere Else’. Pero la tónica fue la brutalidad guitarrera y la interpretación desgarrada de su líder Dylan Baldi, y ojo!, sin dejarme de lado la energía y naturalidad con la que Jayson Gerycz aporreó una batería mínima de caja, timbal y bombo, impresionante, todo un espectáculo. El grupo de Cleveland indujo al público asistente a desbarrar, saltar, tirarse desde el escenario, y curiosamente corear muchas de sus canciones, cosa que me hizo ver que quizás no está todo perdido. Cerraron el concierto con la adictiva I’m Not Part Of Me, y no me queda otra que seguir descubriendo sus discos anteriores.

En resumen: Guitarras, distorsiones y melodías… y gente lanzándose al vacío existencial con Mad Robot y Cloud Nothings bajo el marco incomparable de La Pérgola en La Marina de Valencia. Día idílico.

Fotos en color: Lutxo Barrejat
Fotos en b/n: Mike Grau

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2 comentarios

  1. Mad Robot es una banda que me gusta mucho, igual que Lil' Knife. Verlos aquí arriba es tan difícil que me hago a la idea leyendo tus crónicas. Ni crisis de los cuarenta ni castañas, es que somos rockeros.
    Abrazos.

    1. Ja ja ja, claro, no quería meter ningún emoticono de la ironía, pero por ahí iba a tenor de un comenrario que escuché entre el público. Por supuesto!!! Somos rockeros. La verdad es que fue una gran mañana, ójala pudieran subir arriba. Y también te digo que cualquier otra ocasión te bajas y te quedas en mi casa. A ver que cae la presentación del próximo de Mad Robot.
      Saludos y abrazos!!!

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