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Hoy he leído un término que me ha llamado la atención en la crónica de un conocido magazine valenciano, decía algo así como que estamos en una «festivalocracia», en el contexto en el que lo ha utilizado tiene su gracia y acierto, pués tenemos todos los años festivales por doquier de todos los tamaños y colores en los que no negaré que en determinados momentos se persona la magia, o que incluso algunos de sus participantes no llevan en balde el adjetivo de «gran artista», sin embargo por norma general las variaciones en estos festivales de unos años a otros es más bien poca en el fondo y en las formas sea cuál sea la excusa de turno. Y ojo, no intenta ser este un argumentario hater en contra de los festivales, por mi que se hagan y cuantos más mejor, es una buena manera de oxigenar las aburridas vidas de una clase media cada vez con mayor necesidad de alienarse de una realidad verdaderamente alarmante y descorazonadora.

Además yo tengo mi pasado curtido en festivales y no me arrepiento, he presenciado verdaderos conciertazos a guardar entre lo que más me ha impactado en la vida, desde Nick Cave hasta Yo La Tengo, por poner dos ejemplos. Pero fue el último año, creo recordar que Morrisey fue mi leitmotiv, en el que me vi fuera de lugar de una manera muy tajante, la edad supongo o que cada vez me entusiasma menos poner por las nubes a grupos con buenas ideas pero que no les encuentro una razón de ser real y auténtica, o quizás un poco de culpa puede que la lleve el hecho de que a medida que ha ido multiplicándose el número de eventos, la música ha pasado a un segundo plano en pos de atraer a cierta franja de población muy determinada y en cantidades industriales, ya sea por edad o por poder adquisitivo, quien sabe, todo el mundo tiene que comer, ¿no? eso es así desde Woodstock.

Que sí, que me he hecho un clasicorro del copón y un quisquilloso de mucho cuidado, aquí el culpable soy yo el primero, que estoy fuera de onda, no lo niego, pero no significa ello que no ame la música aunque no conecte mayormente con las propuestas que pueblan estos festivales, y si elijo soltar la cartera soy más selecto con mis gustos, casi siempre en conciertos en los que poder disfrutar del artista que me motive y sin mayor distracción de escenarios adyacentes ni tonterías y turismos varios.

Existen excepciones claro, principalmente todo ésto porque ya queda muy poco para El Último Vals de Frías, un sentido homenaje a The Last Waltz, el concierto de despedida que The Band grabó hace 40 años. ¿Y por que el contra-Fest? pues bueno, no se trata (sólo) de un «lo mío lo mejor», ni mucho menos, o sí. El contra-Fest porque no podría encuadrarse en ninguna tendencia actual, es una anomalía única y original que se basa principalmente en la música de The Band, y aquí la primera diferencia, el motivo principal es una razón muy concreta: es un amor real por la música, nada de flujos y ganancias, nada de previsiones y beneficios, y como The Band que en su momento fue el grupo que se rebeló contra la rebelión, no podía ser más simbólico ni dado a paralelismos para un Vals de estas características respecto a otras mandangas multitudinarias.

Otro factor es la amistad, algo muy subjetivo y no exclusivo, pues amistad hay en todas partes, pero tan cerca de los objetivos principales quizás en ninguna otra parte como aquí, además este Vals desde que empezó a fraguarse ha dado a la interrelación entre amigos y conocidos con los artistas, unos arriba de un escenario y los otros abajo, todos con un amor incondicional por la música que tendrá lugar esos tres primeros días de Julio. Que si bien hay que remarcar que su alma mater y amigo Joserra Rodrigo es el verdadero vertebrador y catalizador de este encuentro, una gran gesta y un verdadero héroe de nuestros tiempos, la sensación es más bien familiar y el sentimiento es el de pertenecer a una gran familia en un marco musical y geográfico de un valor incalculable.

Y lo mejor es que no se obvían a grupos actuales, aquí tenemos un buen puñado de bandas que ahora mismo se encuentran en muy buen momento artístico, muy buenos músicos que no obstante no pegan ni con cola en la festivalocracia actual.

El peso internacional recáe en manos Danny and the Champions Of The World, una banda que aunque no muy conocida y/o reconocida, es motivo suficiente de alegría para quienes nos gustan los palos troncales de ésto que llamamos rock y  que además llevamos un tiempo observando con agrado la bonita evolución que lleva el grupo del folk-rock, al rock americano y a la postre en un blue-eyed soul refinado para nada revival, más bien muy particular. Abriendo el plano nacional Bantastic Fand es posiblemente una de las bandas que mejor representa este amor incondicional por todo aquello que significa la música americana pero con un sentir muy cercano y luminoso, ellos son de los nuestros. Y no me quedaré sin nombrar a mis paisanos de La Gran Esperanza Blanca que ahora mismo se encuentran en un momento dulce con un disco grandioso bajo el brazo y a considerar una de las grandes bandas actuales en el idioma de Cervantes. En lo emocional me quedo con Copernicus Dreams porque cuando más lo necesitaba conecté con su maravillosa música capaz de iluminar desde los rincones más oscuros de las vivencias personales y porque quiero conocerles, de lejos ya veo relucir sus corazones de oro. A Frank no tengo el gusto de concocerles ni tampoco me he detenido a escuchar su disco el tiempo que las efusivas recomendaciones de mis amigos demanda, sé que la epifanía musical surgirá allí como en su día la sentí en directo con Fakeband, otra de las bandas con el directo más perfecto que conozco, capaces además de reproducir The Last Waltz con nota muy alta, eso hay que verlo y experimentarlo. Ahora mismo estoy inmerso en la música de Still River, y por Dios, es glorioso, porque si algo tuvieron los 70 además de un último vals es un perro loco llamado Joe Cocker con uno de los mejores conciertos de su generación a la espalda, y os aseguro que esta banda transmite ese poderío tan propio del soul pasional que quema como el fuego y su voz os recordará a él. Zimmerband más que una banda al uso es amor puro por Bob Dylan, asi que tenían que estar si o si, eso que dicen en su página de que son un banda de rock que nació gracias al deseo común de homenajear en vida a Bob Dylan es bonito a más no poder. Para mi la sola existencia de bandas como The Walnutt Co. es una alegria, porque no son muchas las jóvenes bandas que marcan entre sus máximas a The Band, The Rolling Stones y  a The Allman Brothers Band, y además lo hacen realmente bien, no es sólo pose.

Habrán muchos más artistas y un vino ¿que sería de una fiesta con la música y la amistad como máximos exponentes si no fueran regados con un buen vino? pués si, el Vals también tiene su vino, y micros abiertos que traeran más de una sorpresa, y charlas de auténticas lumbreras y eruditos de la historia de The Band, que sobre todo aman la música más que a su propia vida, nada de poses, nada de eventos de cartón piedra, todo real, aquí la piedra será la del castillo  de la maravillosa ciudad burgalesa de Frías, considerada además una de las poblaciones más bellas de este país, porque los detalles son importantes y no podría existir un lugar mejor para un homenaje a El Último Vals, será nuestro Big Pink, nuestro Woodstock familiar, la celebración de la música moderna a través de un repertorio eterno y aún vigente llevado con grupos de ahora. Que mejor manera que un contra-Fest creado como quien pinta un cuadro, con amor y pasión por la música. Hasta el mismísimo Robbie Robertson lo sabe y afirmó que este vals es favorito. Yo no me lo pienso perder.

Que maravillosa la sensación de formalizar en la página del Vals la compra del bono y leer esos versos a bocajarro:

Take a load off, Fanny
Take a load for free
Take a load off, Fanny
And (and) (and) you put the load right on me
(You put the load right on me)

Este sábado comienza la cuenta atrás del Vals en la Ciudad de Frías con la proyección de la película de Scorsese,
y con la actuación de Copernicus Dreams y la venta de bonos para el Vals del
1,2 de julio ( bono acceso bandas castillo) en la calle.

Entrad en su página y alucinad con el programa de actos, allí está toda la información de los grupos, los bonos (por favor! 25 euros por tanto!!!): http://elultimovalsfrias.jimdo.com/


2 comentarios

  1. Es que en el vals todo va a ser distinto, es un festival pero de los antisistemas festivaleros, como eran The Band, unos tipos que la contra era su vereda.
    No obstante confieso que yo sigo disfrutando de los festivales, aunque cada vez más me quedo, lógicamente con un buen concierto en una sala y gran acústica y recogimiento.
    Queda poco Chals.
    Un abrazo.

  2. PUES SI TODOS LOS CONTRAFEST SON como este que sean todos asi. Los festivales normales estan en vias de desaparicion. Mucha suerte a todos y que todo salga de fabula

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