Discos Críticas Especiales

Cuando «S&E» salió definitivamente al mercado, en pleno año «expolímpico» (aunque fuera grabado y ya difundido en ciertos sectores en el anterior), el marco de fondo para el llamado indie rock (yanqui) había sufrido una rotunda (y fatal en más de un sentido) transformación desde la aparición de su primera reseña  -en formato EP- de 1989. Se podría intentar resumir ello en que «la bestia» se había domesticado, «lo alternativo» estaba de moda y bandas risiblemente inferiores a otras inmediatamente anteriores, de cuyo trabajo previo -ochentero- se aprovecharían (flagrante expolio de formas mediante) conseguían contratos en majors con la punta de lo suyo mientras eran multidifundidos, machaconamente y sin compasión se cruce, por la Mtv y similares. Se podría resumir así, insisto…  Pero yo no lo pienso hacer y sumemos, a eso y ahora, que las cabezas más visibles de «todo aquello anterior» (tan superior y honorable, para unos cuantos al menos y -ojo- que no somos tan pocos) ya andaban o estaban a punto de andar otros caminos (mejores, peores o iguales a la hora de ser disfrutados pero, definitivamente, «otros»): Westerberg y Mould ya nadaban en solitario; Deal y Black preferían comer cristales que estar en el mismo habitáculo en aquellos últimos estertores de pixieland; Sonic Youth aunque en plena forma ya empezaban posiblemente a pensar en su salida del circuito comercial estándar (que muchos ven o vemos en su exaltación plena del final de «Washing machine» y el mar diamante del 95); Barlow ya hacía algún tiempo que le había dicho a Mascis que salía un rato a por tabaco; paréntesis para unos Yo La Tengo que siempre fueron a su bola y aunque ayudan como casi nadie a cuajar el guiso nunca fueron precisamente «los abanderados» de la verbena; y, finalmente, ahí estaban REM presentando al mundo su excelso «Automatic» que si bien para muchos (como el menda) resulta uno de «los intocables» de su década les alejaba ya definitivamente de la frescura y cercanía de sus cinco primeros y mejores (sacando -con o sin paradoja de por medio- el LP apuntado del planteamiento) discos del decenio anterior… Los teenagers yanquis de la época se cansan de los Lemonheads y se tiran de cabeza a los Stone Temple Pilots, sería (por qué no) otra manera de explicarlo/verlo. Pero, sigamos, de todo aquello, de esos «7 samurais» (a los que se podrían sumar algunos otros muy selectos si nos liamos con asteriscos y/o puñetas varias) se genera una «herencia» de la que algunas gentes todavía saben dar continuidad de espíritu más allá de la forma (primordial e insaltable matiz para un ingente nada desdeñable, que se pierde en la multidifusion de ondas y rayos catódicos desde algún momento del primer lustro noventero)… Eso serían los Afghan Whigs, Mudhoney, Guided by Voices, Young Fresh Fellows, Built to Spill y demás que, casi en su totalidad, venían con trampa pues no dejaban de llegarnos rebotados desde mucho tiempo atrás y antes de tomar conciencia de ellos (siguiendo los ejemplos, YFF empiezan cuando REM prácticamente, o Dulli y cia a mediados de los mismos 80’s). Y es de esa segunda tanda de «grandes del indie rock» (que no «indie» a secas o, aún peor, «alternativos»), y obviando ilustres raras aves añejas como Redd Kross, Galaxie 500, Feelies o Camper Van Betthoven, que llegamos al fin a los Pavement de marras. Adivinaron.
Pavement, vaya de entrada, merecen no uno sino varios capítulos a parte en todo este folletín que vengo hoy a referir… Quinta esencia de la jerigonza «lo fi» para unos, última gran banda del indie rock para otros, inclasificable rareza freakie para los de más allá o, también, herederos finales y directos de todo el cotarro «college bands» ochentero aupado por las radios amateurs universitarias… Considerable, muy considerable etc.  Por otro lado,  una de las cosas que más me divertían (y divierten) siempre a colación de esta banda es leer/escuchar los sesudos esfuerzos de los especialistas (los que comulgan con el combo, que son legión y claro está) por describir la música y sonido de Malkmus y su tribu a fin de explicar su tan característica galería de peculiaridades/excentricidades varias… Qué pérdida de tiempo ello !. Podemos hablar de «deconstrucción velvetiana» hasta el fin de los tiempos pero, al fin, Pavement es una mezcla de descaro e ingenio (y orgullosa «cretindad recalcitrante») tan única que por cojones tienen que entrar por la escuadra en la historia del chiringuito este del rocanrol. Que les gusta fuzzear y armarla como locos de vez en cuando es tan evidente como que Stephen al entonar parece (en no pocas ocasiones) el subcampeón del torneo anual de imitadores de Lou Reed de Wichita y alrededores… Esto es así. Cómo dejar de apreciar además a una gente que repartía hortalizas entre los asistentes a sus conciertos antes de empezar el set y a fin de espolear su creatividad… Imposible ello. En fin, que hoy le toca al primero de sus cinco trabajos de estudio al uso y, para bien o mal, el predilecto desde el año el anacardo para quien suscribe. Antes de empezar el desglose, eso sí (y perdón por lo obvio para con los/as conocedores/as de su obra), aclarar que si te gusta uno te gustan, de a fijo, los cinco (con la risa y sin problemas brother/sister que no te van a hincar nada por ningún flanco… o no por esto, vaya).
En esta ocasión, sea por pereza o porque ya me estiré mucho en el primer párrafo (o las dos cosas… o ninguna), en vez del estricto song-by-song de costumbre optaré (o se intentará ello al menos) por una visión general del disco, através de sus distintas partes (obvio), pues creo que ayuda a generar mejor la sensación de diversidad y palos por tocar que aquí encontramos y encontraremos siempre. Eso sí, ya en la primera, como este personal se dedique a escuchar indie español noventero y se ponga a reclamar royalties por el inicio de «Summer babe», el mismo J o Florent así como los Australian Blonde no comen caliente en medio año… Tal cual. Y es que además, ni qué decir, me encanta la «deconstrucción velvetiana» de ese tema, jajaja…  La maraña eléctrica que se retuerce sobre si misma, el bajo en primer término, el pseudopasotismo de Malkmus, el coro atropellado de villancico hacia el final… y -que es lo mejor de todo- lo de puta madre que consigue sonar todo a la vez, por supuesto. Magnífica toma de contacto, en definitiva, con el «universo pavement»… Pero sí,en efecto, estoy contradiciendo lo que explicaba con el rollo ese de la «visión general», ya me doy cuenta, ya…  Y es que el estreno de esta banda, que además de ser uno de los mejores 150 discos de toda la historia del cosmos según la Rolling Stones (consideración que me la suda en sobremanera pero ahí queda igualmente) alimenta los inicios de un «sindiós» de formaciones avezadas al fenómeno indie noventero, es un carrusel sin pausa que incluye desde breves jams lisérgicas por la curra («Chesley’s little wrists» o «Jackals , false grails: the lonesome era») hasta bondades con melodía pop -a su manera- incaducable («In the mouth a desert» o «Zurich is stained»)  y todo lo que en medio pille. Siempre sin, atención, dejar de «sonar a ellos». Lo que habida cuenta lo variopinto no deja de tener un mérito encomiable y descuajaringante a la par. Qué poco desentonarían «No life singed her» y «Conduit for sale !» en varios discos de Thurston y cia, o cómo mola imaginarse a Lou sintiéndose feliz por un día en «Trigger cut» para quedarse después nostálgico en la bonita «Here»… Y aunque no falte la carta de lo inmediato con la breve y directa «Two states» o el broche imposible con ese blueseo stoner de despedida que responde por «Our singer» (que parece cachondearse de su misma seriedad durante el trayecto), es en el resto donde servidor encuentra lo que mejor define para siempre  el estreno de «la acera»: en lo inclasificable de algo como «Perfume-V» que juega con electricidades de quita y pon sin cortarse en lo más mínimo pero que, a su vez, parecen el colmo de lo manido al lado de la chaladura total de «Fame Throwa» y rematando ello (todo ello) con mi favorita, «Loretta’s scars», que junta algarabía noisy de quilates y melodía clásica en el chorus tan ricamente… Todo ello (por supuesto) en orgullosa, candorosa y óptima baja fidelidad. Con un par… de pistas mejor que con cuatro y unas pocas de hueveras en el techo,  que así nos cansamos menos y seguimos a lo nuestro. Claro qué sí.
Por cierto, ya al cierre, el pleno en la valoración se lo pongo porque amén de querer este muy influyente -que, ojo, nadie se haga lo suyo un lio con tanta coña- disco más que a los primos del pueblo (y ojo también, que es el disco primordial de todo un -«lowfidélico»- subgénero por mucho que pese a los incondicionales de Beck Hansen), no me deja de significar algo así como el «Nevermind» o el «Ok Computer» noventero para los cínicamente cabrones, orgullosamente amargados, chalaos sin antifaz y/o desheredados varios que incluso, y con insobornable impunidad, nos gusta descojonarnos ácidamente de prácticamente  todo aquello que nos rodea de vez en cuando (hay tan pocas cosas «realmente importantes» en la puta vida ésta y la solemnidad, así con tanta pompa y tontería, es tan choteable la mayoría de las veces…). Con un afectuoso saludo a la apreciable carrera posterior en solitario de S.M. y, sin más, muchas gracias Pavement (y mucho más hoy, así en perspectiva) por hacerme los 90’s menos planos, rutinarios, innecesarios y previsibles que un discurso real de fin de año por la tele. Bravo incluso, qué cojones.
Pavement – «Slanted & Enchanted» (1992) : 10 / 10
01.»Summer Babe (Winter Version)»/ 02.»Trigger Cut/Wounded-Kite At :17″/ 03.»No Life Singed Her»/ 04.»In the Mouth a Desert»/ 05.»Conduit for Sale!»/ 06.»Zurich Is Stained»/ 07.»Chesley’s Little Wrists»/ 08.»Loretta’s Scars»/ 09.»Here»/ 10.»Two States»/ 11.»Perfume-V»/ 12.»Fame Throwa»/ 13.»Jackals, False Grails: The Lonesome Era»/ 14.»Our Singer».

Por Guzz.

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6 comentarios

  1. Hilarante crónica en la que me has hecho reir y recordar un disco que tengo demasiado tiempo encerrado en su caja de plastico, fijate que tiene los bordes en negro y con rallas…
    viva el lo-fi y Pavement.
    Abrazo.

    1. Es que lo de este disco es la repera Addison… Claro que Pavement no son The Band o Zep, pero en el pequeño (aunque más que apreciado para algunos) cercado de "lo suyo" son puro santo y seña… Pavement es una banda tan imprescindible como sobredimensionada según quien nos lo explique, si… pero, caray, la osadía y el ingenio se les debe aplaudir siempre… No soy imparcial, claro está (a mi lo de esta banda me parece algo adorable y acojonante a la vez), pero pocas gentes hicieron sonar tan fácil lo complicado jamás como este personal. Y con la risa siempre (bravo, insisto).
      Abrazo Mr. De Witt !

  2. Como dice Addi, menudas risas. No soy experto en Pavement (para eso estás tú), pero me gusta mucho "Wowee Zowee". Como ya supondrás, estoy muy de acuerdo con tus consideraciones sobre el indie y todo eso, excepto en lo del famosos disco de REM, que me parece afectado y flojo hasta la extenuación.

    Un abrazo, Guzz.

    1. Si, me consta que el disco ese de REM es uno de los pocos desacuerdos rockeros que tenemos (algo sumamente anecdótico y que quizá por ello lo tengo tan presente). En "wowee zowee", amén de parecerme un discazo (recuerdo bien, aún hoy, la reseña del Ruta cuando salió -"Pavement ya ha conseguido su libro de estilo"- está ese prodigio llamado "grounded" que no hay maldito dinero para pagarlo… En fin, siempre con Pavement que para mi siempre resultarán cosa fina, más allá de que para algunos sean "los últimos de los grandes" o para otros "los menos malos de los nuevos".
      Abrazo, Gonzalo !

  3. Reseña para repartir en las escuelas y conseguir que haya una generación inteligente , refinada y roquera. Gracias, no se porque coño no la ponen en una reedición deluxe de esas con plastiquito carpeta de plástico duro.

    1. Muchas gracias Master, que me vas a poner colorao. Este disco y gente fueron una revelación para mi, sin duda…- "Coño, por fin alguien que se atreve con algo distinto, con los intrumentos de siempre y sin ruiditos ni electrónicas ni gaitas" -… Siempre peculiares pero siempre sin complejos. Grandes Pavement, la frescura (en plena y putámica polisemia del concepto) hecha banda.
      Abrazo !

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