Críticas Discos

«La banda que le gusta a casi todo cristo pero que, según como, no queda cool de admitir»… Así és como suelo definir a los Police (quedándome tan ancho en el proceso además y sin problema a mediar). Y ese es el precio, supongo, a pagar por tener «bestofes» multiplatinos en «punta-pala mode» o el no querer ceñirse a las limitaciones punk-rockeras en su etapa británica de máximo esplendor… Me imagino yo, vaya. Tampoco ayuda, ya puestos, la antipatía que a muchos puede causar Sting, el rey del tofu, por causas de diversa índole. En cualquier caso (redoble tamboril, incluso):  men-dru-ga-das de a granel y por doquier. The Police no fueron un producto pre-fabricado, fueron número uno hasta en la luna enterándose de ello picando piedras (yanquis para el caso) en plena gira  y bregándose concienzudamente concierto a concierto… Se fueron con lo puesto y poco más a la carretera y manta (dicho sea todo que el muy firme «contacto» con A&M del hermano de Stewart facilitó bastante ese fulgurante arranque en no pocas formas) y volvieron a casa entre vítores y alabanzas, cual heroicos exploradores del mundo antiguo, como la más grande y popular banda del orbe.
Otra cosa a ensalzar, y si a alguien le pesa que le de cera al biomanán, es que sin duda alguna lo de esta banda (más conociendo hoy todo el cuento perfectamente y en perspectiva) resulta algo absoluta y claramente inapelable:  a) Stewart Copeland es recurrente y justamente mentado como uno de los mejores bateristas ever; b) El inconfundible registro vocal (y ese bajo jazzístico que se acelera/prostituye, de forma tan especial, al encontronarse con la urgencia de los registros habituales del combo) de Sting es ya bandera de esto del rocanrol escueza a quien lo haga; c) Summers con sus «guitarras de agua», a sumar la experiencia en el oficio de alguien que había formado parte, aún esporádicamente, de los Animals o había compartido saraos con Page o Beck, aporta la pieza maestra que faltaba y se logra al fin una estructura tan única como ubicable y reconocible; d) Por último y aunque bien es cierto que los dos últimos discos hacen un viraje ya más claramente popero o estándar (incluso «radio fórmula» añadiría alguien -aunque siguen siendo disfrutables, ojo no mezclemos conceptos-), los tres primeros elepés con su mezcla de arrojo punk, desparpajo newaver, invencible implementación reggae y demás (y sin olvidar los virtuosismos innegables de los tres componentes en lo que les toca  en lo suyo), les hacía -irremediablemente- caballo ganador… Y mira que son mis años preferidos del folletín rockero seguramente, así generalizando (esa eclosión punk/newaver, y sus cosas a destilar desde ahí durante parte de los ochenta, a ambos lados charqueros que me mata del todo), pero negar que en la bisagra de los escupitajos a las olas nuevas los Police reinaron en el orbe en la balanza calidad/fama és, no quepa duda, un poco bastante negar la mayor… Es de cajones, vaya, y por bandas/discos que podamos mentar desde aquellas (grandes) añadas.
Y muchos más puntos y ejemplos a caber que habría desde luego pero de momento, para ir avanzando y tal, lo dejamos para otra ocasión. En cualquier caso, buena parte de lo apuntado en el apartado «d» (me) brilla más y mejor que nunca en este «Outlandos d’Amour». Su primer y, para el que suscribe al menos, su mejor referencia en la últimas… Y sí, me consta y mucho que hay marcada querencia por el tercero entre los sibaritas de pro, o que la primera cara (sin desmerecer una segunda como bastante apañada y siempre revindicable) del putámico «Reggatta» es de pasillo de campeones total… pero, particularmente y desde que uno recuerde, que he tenido bastante claro que lo de ese estreno, en propios pareceres -erróneos o no-, me resulta inalcanzable. Se acerca y mucho el segundo (ya reseñado en la casa por Mr. Truffle), se entiende que algunos vean las tablas o que incluso lo prefieran (para mi es un 10 igualmente, sin duda a caber y como una catedral mismamente, nadie se confunda), pero se insiste: para mi el estreno es simple y llanamente insuperable.
No me voy a entretener hoy mucho en el song-by-song pero si reparamos, ni que sea muy brevemente, en que estamos ante el álbum que incluye esas tres piezas de arranque así como la ulterior «Can’t stand losing you», abrazando el tópico (y con perdón) solo nos queda después lo de: «pues ya pa que» (con su «seguir» omitido, está claro). Pero es que, para más narices, precisa o seguramente lo que me hace tan descomunal de siempre este trabajo es la calidad exagerada y global del disco… Y siempre, igualmente, o muchas veces al menos  condenada a un relativismo galopante a la salud de la tan alargada sombra de sus tan renombrados y célebres highlights… No del todo justo ello, me apresuro a señalar. Y parece hasta lógico que un disco que te planta en los morros «Next to you», «Roxanne» y «So lonely» de salida (amén del otro single mentado)  puede, con pleno derecho, poner el quinteto titular en la banqueta antes de la media parte y que jueguen los suplentes hasta el bocinazo final… Pero no, para nada, es el caso de estos «Outlandos» de marras. Todas y cada una de las diez pistas es tremebunda y tiene lo suyo. No quepa duda y aunque, en efecto, se pueda denunciar ese tan inesperado «rollus interruptus» de dos minutos para la penúltima «Be My Girl – Sally» de no saberse uno lo que aguarda… A mi, quede claro y particularmente, me gusta hasta eso en este disco (da empaque, proyecta descaro y, qué cojones, tiene su coña también). Por sus partes la reggatera pseudojam de despedida «Masoko Tanga» tiene unos virtuosismos ahí engastados que son la leche (qué baterista… las putas de a bastos y oros juntas !). Y mentadas esas dos ahora queda lo otro. Que no es sino admitir que cualquiera de las cuatro hasta ahora no mencionadas de una u otra manera son, al menos, tan buenas como cualquiera de los tan famosos singles (de ahí lo de la «injustícia» antes apuntada). El poso jazzístico de la también caribeña «Hole In My Life» que deja espacio al estribillo de turno de la casa es de tracas cientos; y bien poco le tiene que envidiar, de hacerlo (que yo en verdad la prefiero y con holgura), esa «Peanuts» a la canción de arranque del disco y en lo tocante a sus registros más vivarachos; en similar pelaje se viste «Truth Hits Everybody» con su brillantez/inmediatez pop por montera; quedando ya solo tiempos y espacios para, cómo no, la gran tapada del álbum en esa «Born In The 50’s» que es bastante menos obvia y fácil de lo que pudiera parecer de primeras… En resumen postrero: un (otro) 10 de manual insaltable y fin. Y no seré yo quien afirme ciegamente que hacia 1978 los Police eran «la banda», dado que formaciones que para el menda son religión como Clash, Ramones o los Young y cia (entre alguna que otra muy contada) estaban en esplendor, pero, de la misma forma, dejar de reconocer que Sting, Copeland y Summers pertenecen al mismo olimpo rockero de las mentadas legendarias bandas (que no es sino el más elevado y mismo que el de otros tiempos más pretéritos) no es, en ningún caso, una opción mínimamente justa o viable. Siquiera seria, si me apuran… Casi con los cuarenta a la vuelta la esquina desde este, su primer elepé, solo Police consigue sonar del todo a Police, y con perdón por la perogrullada pero (creo) nos entendemos dado los cojonésimos -incontables, en realidad- imitadores y músicos por ellos directamente inspirados. Y sí, nos los sabemos de memoria, sin duda. Como Elvis o los Beatles… Por algo será también.
 
The Police – «Outlandos d’Amour» (1978) : 10 / 10
01. «Next To You»/ 02. «So Lonely»/ 03. «Roxanne»/ 04. «Hole In My Life»/ 05. «Peanuts»/ 06. «Can’t Stand Losing You»/ 07. «Truth Hits Everybody»/ 08. «Born In The 50’s»/ 09. «Be My Girl – Sally»/ 10. «Masoko Tanga».

Por Guzz

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5 comentarios

  1. Como siempre ultrametódica tu entrada y como casi siempre coincidencias en lo esencial, para rematar únicamente te diré que si se hubiesen ahorrado grabar Masoko Tanga el discarraco ganaría aún mas.
    Abrazo.

  2. Merecían ser exiliados por la pluma de Guzz!!! una banda, Police, que en pocos años dieron grandísimos discos independientemente que Sting caiga mejor o peor, su discos son la leche y éste en especial una joya.

  3. Hace poco también le di cancha en mi Reino a este disco, y ya sabes que me decanto por Reggata de Blanc como su disco definitivo, donde para mi está la esencia del grupo y es el más completo de todos. Pero he de decir que coincidimos en una cosa, y es que este disco tiene 5 canciones que valen una mina, y con eso ya se hace un disco cojonudo.
    Sabes que eres un gran hombre aunque no vinieras a Madrid, cosa que sólo conseguirás superar si de una vez sales del cascarón mamonazo.

    Abrazos truferos.

  4. No podía estar más de acuerdo, querido Guzz. Los tres primeros elepés de Police son sagrados y personalísimos, pero el primero es como el no va más, además de contener "So Lonely", para mí la mejor canción del grupo y una de las mejores de la historia del rock. Y Stewart Coppeland es mi batería favorito, ninguna baqueta ha golpeado jamás tan elegantemente un charles o una caja.

    Un abrazo.

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