Críticas Discos

Ciertamente la discografía de 091 es digna de análisis. Los últimos y poco conocidos discos Tormentas imaginarias (1993) y Todo lo que vendrá después (1995),  ya tenían una pátina lírica de un nivel superior a la media y un acabado suficiente como para considerarlos grandes discos del rock en castellano de todos los tiempos, ya es tontería que nos tiemble el pulso con afirmaciones como ésta. No menos interesante es la carrera de Lapido en solitario que ya lleva una friolera de siete discos que pueden equipararse en calidad al resto y que para mí son superiores salvando las nostalgias habidas y por haber.

Pero quería detenerme especialmente Cartografía porque a siete años de su edición continúa estando presente en mis escuchas, un disco que siempre tendré en el punto más alto, mi disco de Lapido, por sus canciones, por la producción, por el momento que retrata. Se le podría recriminar, como leí en su momento, el predominio de medios tiempos y baladas, puede que desde una perspectiva en la que aún se albergara alguna esperanza de reunión de los Cero, algo que por mi parte nunca fue problema si ante todo lo que prima es gran calidad en las composiciones y una producción detallista que esconde a la perfección su condición de «yo me lo guiso y yo me lo como«, encima ya metido de lleno en el mundo discográfico con sello propio.

Pero es que este mapa saca oro al desencanto, descubre a la esperanza como la fatal moneda de cambio que es, y transforma la vida oculta tras el ángulo muerto en campo fértil para la reafirmación, una lírica que no se pierde en el hedonismo barato, ni puede tildarse de obvio, tampoco podemos hablar de una ostentación críptica, y si en cambio tiene el punto de universalidad suficiente como para que podamos adoptar sus retratos cartográficos a nuestra propia experiencia vital, ni que decir queda que en ésto la música es parte importante de la grandeza del disco.

Aquí están dos de las canciones que metería en mi top absoluto de composiciones cervantinas de todos los tiempos, Cuando el angel decida volver, para mi ya es un himno, su lírica y las imágenes que evoca sólo pueden salir de una mente pre-clara, así como Algo me aleja de tí la tengo como una de las mejores baladas al desamor que he escuchado en mi vida, conmovedora sin más. El ángulo muerto es otra masterpiece, podría funcionar como la definición muy acertada del punto donde siempre han estado los artistas en este país, inmenso. Fuera del mundo real es una canción pop-rock perfecta y otra oportunidad perdida para que en su día las ondas herzianas radiaran calidad. De nuevo los versos se convierten en objeto de refinada lírica en Largo de contar haciendo suyo el ideario del perdedor que domina como nadie.

En mil pedazos hace lo propio con un transfondo de inquebrantable resistencia vital y de lucha contra los elementos, aunque este disco también continene un caramelo titulado Nada malo que transmite arropo y tranquilidad frente a las cargas que llevamos a cuestas desde que nacemos. El truco (en qué consiste) a 091 le hubieran quedado muy bien, aunque nunca cambiaría por esta versión, y el estribillo en caída libre de Nunca se sabe es otra de las genialidades que Lapido es capaz de tejer. Escala de grises una de esas canciones que te va ganando con las escuchas y se convierte en imprescindible, y Nadie supo decirme la verdad tiene una de mis letras preferidas, un riff ya mítico que moldea la melodía a la lírica de manera magistral, ya hacia el final se hace practicamente imposible rebatir este disco mientras suena Cuando se apaga la luz que contiene una de las letras más hermosas de cuantas he escuchado de Lapido y del rock en este país.
Siempre pensé que en el rock se suele valorar casi siempre la musicalidad por encima del todo, y suelo preguntarme una y otra vez cuantas propuestas de bella factura que transcurren sin tener profundidad alguna, hemos alabado hasta la saciedad. Es la razón por la que amamos a Dylan y le consideramos inalcanzable, porque no hay nadie como él en el difícil arte de hacer canciones que cuenten y digan, que trabajen a diferentes niveles de escucha, y en el mismo sentido (salvando las distancias) deberíamos alabar a Jose Ignacio Lapido en el rock cantado en castellano, y ojo, que ésto no sería digno de mención si su lírica no fuera encastada en la música a la perfección con unos arreglos cuidados al detalle, la banda está impecable, coros, guitarras, teclados, todo está en su sitio y sabe a gloria. Ya no tiene que temblarnos el pulso a la hora de afirmar que un disco tan inmenso como Cartografía está en el punto más alto de nuestro rock y que Lapido pertenece a un pequeño grupo de iluminados. O será que siento total y absoluta devoción por estas confesiones cartográficas.
Escrito en ON THE ROUTE

Lapido – Cartografía (2008) 10/10
 
1.- Cuando el ángel decida volver / 2.- El ángulo muerto / 3.- Fuera del mundo real / 4.- Largo de contar / 5.- En mil pedazos / 6.- Nada malo / 7.- Nunca se sabe / 8.- El truco (en qué consiste) / 9.- Escala de grises / 10.- Nadie supo decirme la verdad / 11.- Cuando se apaga la luz / 12.- Algo me aleja de ti
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3 comentarios

  1. En castellano,mejor que español, sólo Antonio Vega con su debut en solitario , ha llegado al cielo máximo en el rocanrol+ songwriterismo. Para mi su cima, poesía eléctrica humana y canciones, CANCIONES!!!!!! qué bien hermano, qué gusto leer esto exiliado.

  2. A mi este disco me encanta, y fíjate que no es mi favorito de Lapido, pero reconozco que pueda serlo para ti Chals. Hace poco hice un cd para pinchar de Lapido, y éste tema del que has puesto el vídeo está incluido, como no.

    Saludos truferos.

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