Críticas Discos

Si señores, el disco de Rhiannon Giddens es una auténtica maravilla, su manera de reverenciar a las grandes voces de la música americana es encomiable, eso por no hablar de la determinante producción de T.Bone Burnett, uno de sus mejores trabajos en los últimos años, así a vote pronto y con el calentón lo suelto, este disco es conmovedor y emocionante.
Aunque no es algo que debiera pillarnos por sorpresa, en cierta manera Rhiannon Giddens ya lo hacía (y lo seguirá haciendo) con sus amigos y compañeros de Carolina Chocalate Drops, quienes representan como pocos las sonoridades propiamente de raíces americanas de tintes folk y country miradas siempre en un sentido histórico y afroamericano, y por supuesto reivindicando un pasado muchas veces maltratado. A mi modo de ver estuvo un tanto desaprovechada en ese irregular experimento que se sacó Burnett de la manga con la coartada de las letras perdidas de Dylan, sobretodo si lo comparamos con la amplitud de registros que aquí se despliegan con gracilidad y mucho oficio, al menos tal colaboración ha dado pie a este debut en solitario que dejando de lado los detalles y arreglos, transcurre por un camino que no difiere mucho en el sentido y profundidad del discurso de los Chocolate, puede que ahora más centrado en el papel de la mujer a través de las canciones de sus heroinas, la actitud de Dolly Parton, la fuerza de Odetta, la intensidad de Nina Simone, y a través de ellas logra aunar magistralmente el country con blues, y espirituales con folk británico.
El camino que nos hace seguir Rhiannon Giddens es de auténtico gozo, una guía que se advierte esencial para entender no sólo la historia de la música negra y sus orígenes, sino también el papel de la mujer siempre en un segundo plano pero tantas veces tan necesaria y pionera. Last Kind Words de Geeshie Wiley tiene ese halo misterioso y lejano de una época perdida en el tiempo plagada de bluesmen desconocidos en el justo momento que empezaron a salir de las iglesias hacia las tabernas. Giddens funde de una canción a otra de blues a country sin pestañear y con Dolly Parton, una de sus heroinas, mujer sagaz que supo manejarse independiente y demostrar actitud ante la vida, Don’t Let It Trouble Your Mind puede que represente como pocas todo lo bueno de Parton. La tradicional Waterboy trae la fuerza de Odetta, una versión que no trata de esconder esa influencia, al igual que She’s got you de Hank Cochran no puede venirle de otra fuente tratándose de mujeres que de la esencial Patsy Cline, la mujer de las mujeres del country, otra de las mujerangas del mundo musical que llevó las riendas de su carrera en un mundo llevado por hombres.  ¿Quien puede negar que Sister Rossetta Tharpe ya tenía el rock’n’roll corriendo por su sangre? Y Giddens lo sabe y se trae Up Above My Head para que conste tal evidencia.
La canción Tomorrow Is My Turn de Aznavour da paso al savoir-faire emocional e intenso de Nina Simone, transforma Black Is The Color, balada que popularizó Joan Baez, en un rítmico rhythm and blues muy atractivo que no desentona para nada con el resto. Round about the mountain es un viejo espiritual que Giddens se trae con unos arreglos excepcionales entre acústicos folk y sección de cuerda clásica. Shake Sugaree de Elizabeth Cotten es un caramelo, homenaje a la guitarrista de estilo singular descubierta por la familia Seeger, y por favor, con O Love is Teasin no puedo más que quitarme el sombrero, porque tocar el palo celta a través de Peggy Seeger ya tiene su mérito, y más tal y como Giddens lo materializa. Cierra este sensacional disco Angel City, la única canción de su puño y letra, preciosa balada que deja un dulzor nada empalagoso.

Rhiannon Giddens posee un sinpar de registros, una voz clara y potente capaz de transmitir fuerza cuando quiere, al igual que dulzura, ternura, mucho blues, tiene un gran poderío interpretativo y una capacidad innata para hacer suyas canciones que unas veces se acercan via la artista a reverenciar y otras son arregladas con ingenio a partir de la tradicional. Como conjunto la elección de cada canción ha sido hecha con premeditación buscando un discurso único, y donde es esencial la reafirmación de la mujer más allá incluso de las acepciones musicales que despliega con magestuosa facilidad y con la ayuda de la sobria producción de T.Bone Burnett. Un disco a tener en cuenta que no sé si será una obra maestra, lo que tengo claro es que su escucha es estimulante y resulta muy gratificante. Una delicatessen.

Rhiannon Giddens – Tomorrow is my turn (2015) 8/10
1. Last Kind Words / 2. Don’t Let It Trouble Your Mind / 3. Waterboy / 4. She’s Got You / 5. Up Above My Head / 6. Tomorrow is My Turn / 7. Black Is the Color / 8. Round About the Mountain
9. Shake Sugaree / 10. O Love Is Teasin’ / 11. Angel City


3 comentarios

  1. Uno de los que tengo marcado con un asterisco, pero creo que esperaré un poco a que le llegue el momento, además me anima tu reseña.
    Saludos.

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