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FÉ EN LA PRIMAVERA
Era una ocasión muy especial. El clásico encuentro con ese amigo quinto con el que hiciste la mili y te llevabas muy bien pero que no has vuelto a ver en años. Hemos cambiado mucho los dos pero existe el mismo latido y un hilo de transmisión inalterable.
En 1983 compré su disco en solitario y siempre ha sido un tesoro bien conservado. North Marine Drive ha representado esa colección de bossa nova norteña  inglesa en la que refugiarse cuando quieres estar, sin desplazamiento, sintiendo la humedad de un alto acantilado sobre la mar brava, con un abrigo de tweed.

En ese pequeño gran disco, Ben fue más visionario y precursor de lo que las enciclopedias te puedan contar, algo así como el Carlos Berlanga de Londres, exiliado en la batida de Joao Gilberto, los espacios abiertos de la Joni del Court & Spark al Hissing of Summer Lawns, el impresionismo naif de las tonadas tintineantes y los cielos de Nick Drake.

Recuerdo que se lo regalé a mi darling companion y ayer los dos estabamos ahí, comprobando que nos hemos hecho mayores, como Ben.
El escenario del precioso centro cultural botxero es cálido, como los viejos cines, con un marco que remata toda la escena y alabado sea el programador que ha decidido empezar a hacer cosas como ésta en semejante sitio,  a dos minutos de mi casa.
Con unas sobrias luces y el bello chasquido de los jacks al enchufarse a guitarras nobles, Ben Watt y sus dos elegantes escuderos se pusieron manos a la obra: relatarnos cómo se encuentran, los palos que les ha dado la vida y la conexión humana y el amor como método de curación.
Bernard Butler ex-Suede es una leyenda de la guitarra elegante del Brit Pop, flequillo incluido, un lujo tenerle en el proyecto de la vuelta con Hendra y una cosa lógica, dios los cría y ellos se juntan. Talentos.
Martin Ditcham a los tambores, demostró con su clase y silencios porque en su CV aparecen Talk Talk, Waterboys, Rolling Stones o Sade, entre otros.
El caso es que con ellos y él mismo, mano con mano, alternando hachas legendarias (acústica Guild, una Gretsch Single Anniversary y una Fender) con el siempre cálido Wurlitzer, crearon una atmósfera de intimismo songwriter lo suficientemente vestido para resultar totalmente precioso y embaucador.
Su voz es tan hermosa, meláncolica y costera, saudadosa y londoner y la tenemos tan grabada en el corazón, esos momentos en los discos con Tracy de los Everything But The Girl,  en los que siempre llegaba la canción en la que él cantaba y que nos encantaba…

Todo ese bagaje se sintió en la sala, respetuosa y agradecida, algo viejuna porque es ley de vida.
Hendra era lo que nos venía a presentar y así lo hizo , entero, pero alternó recuerdos de cuando era/eramos chavales con las preciosas Somethings Don´t Matter y North Marine Drive (esta solo total) de su primer disco en solitario.
La voz ya no es la misma, mucho más rica de experiencia, heridas y redenciones y fue fabuloso reencontrarse con el amigo de la mili.
El disco, escuchado en directo, todavía gana más enteros y en lo primero que pensé es en que la puntuación sería algo superior que la que le di aquí en el Exile.
Porque sobre las canciones tiene que pasar el tiempo y las experiencias y la de anoche fue muy emocionante.
A él también se le han muerto familiares cercanos de enfermedades con desenlaces inevitables, él también sintió la belleza de Bilbao y su Guggen y nuestras colinas que le recordaron a su querida Inglaterra y así nos lo hizo saber. Que importante es ser agradecido y no conocer de qué se compone la palabra arrogancia…Menuda lección de vida que nos dió el londinense.
También hubo espacio para alguna composición del duo que le dió que comer, EBTG: una bellisima The Road donde recordó que esa fue la última grabación de un titán como Stan Getz , lo que fue todo un logro para dos mocosos como ellos.
Todo con un aire muy muy Joni Mitchell, los acordes abiertos de la canadiense le delatan, esa fascinación por la canción confesional de corte clásico y el Cañón del Laurel.
Pero hubo más sorpresas como un Bernard con el bootleneck impresionante en la mágica y sublime The Levels ( en la que en el disco toca David Gilmour)  y ese hit para tiempos en que los hits eran poms como es Forget, con esos acordes del Roscoe de Midlake que lo enlazan a los Fleetwood Mac más deseados.

En el bis de tres temas, Caruso de EBTG destacó por su simpleza al wurli  la voz cercana y bien equalizada, Spring del Hendra nos dió motivos para pensar que ya estamos más cerca del buen tiempo y las verdes praderas y 25th December  también de EBTG era un tema navideño a contratiempo para decirnos que el tiempo pasa deprisa y la siguiente navidad esta ahí. Enjoy every sandwich.
En resumen, una gozada de concierto, de esos que te llevas en el corazón puesto, que te ubican en tu generación, que te hacen pensar de donde venimos y donde estamos y qué pretendemos porque ya es difícil cambiarnos.
En realidad, claro que hemos cambiado pero gracias a las canciones, como esas que compone el amigo Ben, amándolas algo se mantiene inalterable, ahora enriquecido y hay que aprovecharlo al máximo.
Gracias por venir y contarnos cómo te encuentras. Te veo excelente, querido Ben.


Por Joserra


2 comentarios

  1. Pua, que gozada Joserra, este directo es de los de guardar en el recuerdo, un disco enorme, y encima con mi querido Bernard Butler, imagino las atmósferas que describes, ójala llevarán este directo a disco, aunque no es lo mismo, hay que vivirlo. Me alegra que estuvieras y que lo trajeras al Exile. Saludos

  2. Finalmente me resulto imposible asistir, celebro que lo disfrutáses tanto, y mealegra esa iniciativa, segun cuentas positiva de organizar conciertos en nuestra Alohondiga, a dos minutos de tu casa y diez de la mía.
    Abrazo bro.

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