Críticas Discos

Y la cadencia y los desarrollados marcados por los vientos y las cuerdas marca de la casa , resultan mágicos, sureños pero sofisticados como en el Dusty en Memphis pero con el Randy Newman del Little Criminals decidiendo panorámicas sonoras y cierto aire tropicalista mezclado con la eterna elegancia del soul de Chicago de Curtis Mayfield o el de la Hi de Memphis del mago Willie Mitchell. Y mucho Bacharach.
Se ha perdido ese regusto que daba el identificar la producciones por el estudio donde estaban grabadas. Desde hace mucho que casi todo suena a propósito, muy uniforme, borreguil, muy alto y poco matizado para así distraer tu atención a que escuches y sólo oigas porque si escuchas, te va a parecer una auténtica mierda.
Sin remontarnos a los años gloriosos de la Sun, la Stax , la Atlantic o Muscle Shoals – irrecuperables por la transformación digital y porque fueron auténticos cielos hechos estudios- tenemos ejemplos, en épocas recientes, muy notables y alguno extraordinario…me viene al pensamiento lo que se consiguió a finales de los noventa en Nashville en ese taller multidisciplinar de músicos llamados Lampchop en el que se mezcló el rollo countrypolitan de postal con la canción de autor van morrisoniana y soulera. O también, cómo no, en el Loft de Wilco via Chicago. Lugares y ecos reconocibles , cálidos, old school.

Hoy, en 2015, tenemos la suerte de que a la vera del último genio americano, el Señor Matthew E White con el ya exiliado Big Inner de 2013 -en mi opinión, el compositor-productor-creador musical norteamericano actual más relevante- se ha generado una comuna de músicos y un alucinante caldo de cultivo, allá en Richmond-Virginia, llamado Spacebomb Records del que ha salido esta nueva maravilla de nuevo blue eyed soul en este caso de chicas (la primera fue de chicos, el Big Inner del capo White, una POM)
Como aperitivazo al próximo lanzamiento del segundo disco del barbas, Fresh Blood, previsto para el mes de marzo, tenemos la presentación de esta nueva artista del sello, Natalie Prass.
Matthew, siguiendo el modelo de otro virginiano, mi gran Swamp Dogg, se mete en todos los berenjenales posibles como buenos personajes renacentistas que son. Matthew ha producido en comandita con otro de sus compinches el disco de esta chica de Nashville, de enorme valía, 28 añitos. Estariamos hablando de su Doris Duke,  siguiendo la comparación porque se nota mucho su hermosa arquitectura.

La House Band de Spacebomb Records al pleno. En el centro de la mesa con su  melenón Matthew E White. Su lema: Make the best record, every time.
Pero este debut tiene una tremenda personalidad como lo tuvo, por ejemplo, el primer disco de Rufus Wainwright. Un nuevo mundo a pesar de todas las referencias de las que vamos a hablar.
Su voz es sweet as honey pero muy versatil, fina y clásica, la verdad, extraordinaria.
Me recuerda mucho a  la de Jenny Lewis con la que ha trabajado de corista pero también a una diosa del soul del relicario de mis queridas cornudas, Betty Swann. Esas voces aniñadas, sublimes y aireadas.
Y la cadencia y los desarrollados marcados por los vientos y las cuerdas marca de la casa , resultan mágicos, sureños pero sofisticados como en el Dusty en Memphis pero con el Randy Newman del Little Criminals decidiendo panorámicas sonoras y cierto aire tropicalista mezclado con la eterna elegancia del soul de Chicago de Curtis Mayfield o el de la Hi de Memphis del mago Willie Mitchell. Y mucho Bacharach. En dos palabras or – gásmico.
Son nueve las canciones que lo componen y la verdad es que si haces lo que me ha apetecido a mi hacer hoy, tarde de viernes, lluviosa y fría,  tranquilo en casa, solo (fundamental) ya sin catarro después de 10 días con él cargando, gin-tonic poco cargado, sin luces, sólo las del atardecer de patio gris con la colada de la vecina dando algo de color bajo el colgador marta y una suma concentración, te atrapa.
Me trae a la memoria a Shelby Lynne o Rumer , es decir a la escuela de chicas souleras pero también con mucha base rock y pop ala Motown en opio  y con Never Over You me he enamorado profundamente de Nat (  así es como la llama Matthew)
Gal Costa , Diana Ross, Dionne Warwick, dice que son tres musas declaradas pero ella tiene la suficiente personalidad como para considerarla una estrella nueva bajo el sol.
Es tan delicioso oirle cantar sobre ese manto de sublimes arreglos, coros y lineas de metal en Your Fool o derretirse con el arreglo de cuerda ala Eleanor Rygby de Christy.
Why don´t you believe in me, pieza central, repta como si de un medio tiempo de Ann Peebles se tratara. Bonitas ideas de acompañamiento muy del genio White.
Violently con sus pianos gospel y sus sabores a Aretha se hace con el título del baladón del disco, sublime, con un final explosivo.
En la casi hablada Reprise observamos que esto es actualizar la tradición, que esto es también nuevo, que esto es especial, bravo!. Un Woman To Woman moderno con unos arreglos que resultan fuegos artificiales que lo iluminan todo multicolor. Alucinante.
It is You, con la que acaba es Disney vale, pero yo quiero bailar con esa princesita que en esta ocasión me recuerda tanto a Esther Phillips como a Lizza Minelli.

Pero ¿los sueños no están hechos de música celestial?

Acabo el gin-tonic y salgo a la lluvía con la sensación de haber soñado, con una nueva musa en el corazón que acaricia de nuevo el centro de mi punto G musical y en mi, si es musical, lo excita todo. Se llama Natalie Prass y es absolutamente deliciosa.
Natalie Prass – Natalie Prass (2015)
8, 7-10
1. My Baby Don’t Understand Me
2. Bird of Prey
3. Your Fool
4. Christy
5. Why Don t You Believe In Me
6. Violently
7. Never Over You
8. Reprise
9. It Is You


5 comentarios

  1. Esto es una delicatessen Joserra, eres rápido, coincido en todo, esa elegancia de Mayfield y la exquisitez de la Warwick, un disco muy especial. Gran reseña y disco. Saludos

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