Críticas Discos

 
«¿Sabes que son las antípodas? Lo contrario que aquí. Allí se folla, aquí no. Allí hay trabajo, aquí no» (Santa en Los Lunes al Sol)
 
De las antípodas viene nuestro protagonista de hoy. De las tierras aussies, de donde todo es al revés que en nuestro país de pandereta o no, o simplemente es igual pero diferente, o tal vez lo miremos con otros ojos, quién sabe. A veces por ser diferente nos parece mejor, nos entra con más facilidad aunque no creo que sea el caso del bueno de Kevin Mitchell pues casi continúa siendo un desconocido por nuestras tierras. Mitchell había girado por Europa con su banda «Jebediah» con la que ha realizado si no me fallan las cuentas media docena de discos que por mala suerte o ves a saber porqué no han conseguido el reconocimiento que merecían. Durante mucho tiempo incluso estuvieron de ruta con el grupazo también australiano y noventero «You Am I» que fue descubierto por un servidor gracias a mi archienemigo y también exiliado Don Guzz, pero de estos ya nos ocuparemos otro día, eso sí, su compilación «Cream and the Crock» es de tenencia obligatoria. Pues bien, el amigo Mitchell decide emprender carrera en solitario y artísticamente toma prestado el nombre de Bob Evans. Y así, de esa guisa ya ha editado cuatro discos pero aquí un servidor lo conoció con su segundo trabajo, con «Suburban Songbook», un disco bonico del to. Luego, lógicamente, como culo inquieto que soy rebusqué entre sus canciones, y sí, su debut del 2004 de portada preciosa llamado «Suburban Kid» no estaba nada mal y tal vez «Goodnight Bull Creek», su tercer disco que data del 2009 esté a la altura de «Suburban Songbook» pero la verdad es que su mejor trabajo es en mi opinión este «Suburban Songbook» del que hoy os quería hablar. En 2003 apreció con nuevo trabajo bajo el brazo pero sinceramente pasó prácticamente inadvertido para mí, y allí, con aquel disco, le perdí la pista.
A qué suena el aussie Bob Evans? pues suena a esencia Beatle por doquier. Suena, porqué no decirlo, a los magníficos aunque demasiado blanditos Crowded House. Escuchándolo te vienen a la cabeza los Jayhawks, el mejor Josh Rouse, Ryan Adams, Mathew Sweet… y claro sus referencias son claras, él mismo las cita en algunas entrevistas: McCartney, Paul Simon, Beach Boys, Teenage FanClub, Palace e incluso el Beck de «Sea Change» con lo que seguro que ahora adora como yo su «Morning Phase». El disco apareció en 2006 de tapadillo y para seros sincero ahí sigue, sólo para unos privilegiados locos por la música que adoramos las canciones preciosas y redondas, para ello Evans contó en la producción con el buen hacer de Brad Jones quién sabe dar con la tecla adecuada cuando de pop hablamos, cuando se trata de dar con esa atmósfera bonica del to. Se grabó en Nashville, en la casa de Jones, y él como buen instrumentista que es aporta su granito de arena, o la playa entera según se mire, pues como digo su mano, su manera de hacer y sonar está muy presente en todo este disco pero bueno, las canciones son de Kevin Mitchell/Bob Evans y su voz, preciosa, acaba por enamorarnos. El disco es bello, amable, sincero, lleno de preciosos detallitos, hay dulces voces, guitarras acústicas de ensueño, hay armónica, trompeta, piano, mandolina, saxofón… y una buena colección de canciones.
One two… one two three four…. Melodía preciosa para abrir el disco, folkpop de etiqueta, voz al estilo Josh Rouse, melodía dylaniana para «Don’t you think it’s time». Sensacional apertura, muy bonita, muy agradable, muy pure and easy, y la armónica haciendo de las suyas. Bellezón de tonadilla. La pedal-steel se apodera de «Friends», otro muy buen tema donde comenzamos a notarle la beatlesque y entonces llega uno de los singles del disco, abre con un piano juguetón «Nowhere without you», que gusta y se deja gustar, que entra fácil con ese estribillo tan popi que enlaza de lujo con una de mis favoritas del disco, «Sadness and whiskey» donde los arreglos de Brad Jones nos teletransportan a un paraíso de caramelo. Volvemos al folk en «Flame», melancolía lennoniana y coros muy a lo Harrison. Aquí lo Beatles se dejan notar, no nos importa, ellos eran los más grandes y acercarse un poquito ya es todo un éxito. En «Don’t walk alone» por acordes, por forma de componer, por estructura, este tema podría pasar por un tema de Noel Gallagher perfectamente, pero vamos, aquellos también abusaban de la esencia de los cuatro de Liverpool. Aquí los arreglos de trompeta y saxo están de lujo, y el estribillo suena de muerte. Con «Rocks in my head» volvemos a notar la mano de Brad Jones en demasía, te dicen que el tema es de un descarte del «1972» de Josh Rouse o del «Nashville» y te lo crees a pies juntillas. Eso es malo? para nada, aquellos son dos discazos pop, como éste, como esta joyita. Y como a Bob Evans le encanta abusar de la esencia Beatle le quedaba el tema McCartniano, y ahí lo tenéis, aquí tenemos el temazo «The great unknown». Bonico del to es poco. La parte final del disco sigue con el mismo tono y el mismo nivelón, la verdad es que es un disco bastante homogéneo, amable y sin sorpresas, muy bonito, muy disfrutable. «Coming around» da algo más de vitalidad (vitalidad, Beatle, claro, Harrisoniana para ser exacto), la fantástica y ensoñadora «Battle of 2004» nos deja a puntito de caramelo, enamorados de Evans y de su gran disco, para volver al folk de «Darling, won’t you come?» antes de terminar con «Me and my friend»que tiene esa melodía de juguete, esos arreglos azucarados en su justa medida y esa voz preciosa. Bob Evans firmó tal vez su mejor disco, un disco precioso, amable y bonico del to donde reina la esencia Beatleliana y dominan las melodías sencillas y bellas. Un pequeño tesoro que sigue permaneciendo oculto para la mayoría de mortales.
Bob Evans – «Suburban Songbook» (2006)
8/10
01.- Don’t You Think It’s Time/ 02.- Friend/ 03.- Nowhere Without You/ 04.- Sadness and Whiskey/ 05.- Flame/ 06.- Don’t Walk Alone/ 07.- Rocks in My Head/ 08.- The Great Unknown/ 09.- Comin’ Around/ 10.- Battle of 2004/ 11.- Darlin’, Won’t You Come?/ 12.- Me and My Friend.


5 comentarios

  1. Como me gusto este disco en su día. Lo compre por Brad Jones en la producción que por áquel entonces era mi Num Uno de los productores y quede enganchado. no se que fue de Evans la verdad pero ahora que voy a dejar los crios al cole me lo pongo en el coche ya que es ideal para ello

  2. Yo Bernardo lo tenía olvidadísimo. Gracias a un comentario en el Exilio de Maria del Carmen Capa Catalinama (a quién dedico este post) lo he recuperado y lo he vuelto a disfrutar. Un pastelito de chocolate y fresa…. un disco dulzón y muy bonico.

  3. Coño leo por ahi los nombres de Fohn Rouse, Mathew Sweet, Jayhawks, Brad Jones de ingeniero, sobrevolando Beatles Ryan Adams…pues habrá que probar, ademas viene recomendado con un notable por mi marciano favorito, no se hable mas.
    Abrazo.

  4. Muchisimas gracias por el comentario, queria saber tu opinion pues era un disco que merecia un espacio en tu blog , pues el pop se reinventa en este estupendo trabajo

  5. La verdad, my king, es que con todas las referencias que citas en el texto y esa muestra que has puesto me has despertado el apetito. En algunos matices me ha recordado propuestas noventeras muy interesantes como Jellyfish o Ben Folds. El texto buenísimo. Y decirte también que observo que eres un gran caballero con las damas, tanto por el detalle de hacer el post como por la dedicatoria. Abrazo.

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