Críticas Discos Especiales



En mi capilla más preciada está pintado este fresco por el más grande y pienso que es responsable de muchas cosas: de que no deje la puerta cerrada a casi nada en música, de que adore a los artistas que cambian sus canciones en directo, de que me encante la actitud punk sean los Pogues, sean los Arctic, sean los Buzzcocks o la Smith y todo gracias a Hard Rain.

Lo que empezó siendo una fiesta hippie juglaresca al modo medieval, se convirtió en un infierno personal, en una huida frente al dolor y todo en menos de un año.

El bardo lo soltó todo con la ayuda del alcohol y expresó mejor que nadie el desgarro de la separación de su musa. Las notas se volvieron furiosas y espontáneas y el bajo una violenta palpitación. Un piano nunca pareció tan desolado y una banda tan «enredada en la tristeza» Nunca las palabras sonaron tan ciertas y tan oportunas como con la Rolling Thunder Revue de 1976.
 
La cara del protagonista se convirtió en de Cristo en Calvario, sólo falto la corona de espinas, quizás perdida en algún rincón del backstage.
Tras ser judas en 1966, diez años después , estamos ante su segundo momento Kobain: desde el fondo o a la superficie o a la muerte.
Por suerte para el género humano y para el arte con mayúsculas, Bob Dylan logró reflotar quedando un testimonio de este desolador y bello paisaje llamado «Hard Rain» El año 1976, en el calendario Zimmerman, fue el año de la rabía sonora.

Quiero hablar de este disco, me apetece comentar este viejo vinilo de portada en blanco y negro y con cara de susto, quiero rendirle el tributo emocional que merece y acaso de esta manera generar una oportunidad para que alguien lo saque de nuevo de la balda, lo compre por el precio de dos cervezas y así lo descubra y, a lo mejor, le produzca la misma reacción atómica que a mi.

No hay mejor dato del transcurso del tiempo que pensar que uno tenía la edad de su hijo cuando entró en la tienda Woodstock de Bilbao, una tienda de discos de segunda mano antes de que fueran articulo de moda y 180 gramos, comprándolo junto a un Greatest Hits Vol. I de funda blanca (sin portada) a un precio de 300 pesetas la pareja. Era el año de su edición, aquí 1977, pero a alguno le había parecido demasiado tosco e insufrible y allí lo había puesto, pronto a la venta en el cajón, sin apenas darle una míserable segunda oportunidad.
 
El único disco que tenía como propio hasta entonces era el Desire y era de mi hermano, ahora ya puedo decir que es mío para siempre, como el Hard Rain.

Woodstock estaba en una pequeña galería comercial y la regentaba una institución dylaniana en Bilbao, el amigo Bolo, una versión botxera de George Harrison circa Bangla Desh-
Un gran tipo…con qué ternura miraba a aquel niño (yo) que se interesaba por el judío de chamarra vaquera con el mismo nerviosismo que en estos momentos en que lo escucho, tecleo. No se cambia tanto y menos con Dylan.
La única decoración de la tienda era una chapa de hierro gigante de metal con el símbolo del concierto por excelencia que no duró mucho puesta ya que aquello era más un punto de reunión de hippies ilustrados que un negocio con trazas de futuro.
 
La portada de Hard Rain me intrigó, en aquella época era tremendamente raro eso de llevar rímel un tío y no me cuadraba con la imagen de forajido del Desire, portada que todavía la tengo por la Mona Lisa de las covers.
Además Bowie y Lou Reed vendrían algo después: tener trece años no es lo mismo que tener catorce.
Aquello se suponía que era el documento sonoro de una gira de presentación del disco de Huracán que era como aquí se conocía el Desire ( prununciado entonces Desiré) y algo a considerar como una obra menor, todavía hoy con esos ojos se mir en guías, wikis y allmusicguides. Un desprecio injustificado.

Llegué a casa y lo pinché antes que el Grandes Éxitos. Comentar de paso que este último y mítico recopilatorio, me pareció como que ya lo había oído antes, en el seno materno, todavía cuando escucho hoy Mr Tambourine Man me parece que es el primer recuerdo de mi vida, aparte de lo que me gustaban y gustan las galletas de coco. ¿No os pasa eso a todos con las canciones de Dylan?

Estaban flotando en el viento y él las atrapó con su particular cazamariposas.

Pero vamos directos a la Fuerte Lluvía y sus primeros acordes. Maggie´s Farm es una mutación, una tormenta de chuzos y puntas. Duele tanta electricidad y como si fuera la guitarra de Neil Young en Like a Hurricane o la de Steve Wynn, las eléctricas de T Bone Burnett, David Mansfield, Steven Soles, Mick Ronson y la del propio Bob generan poesía entre los vatios,  con ese bajo impresionante omnipresente de Rob Stoner, haciendo de latido primoroso desarrollando su propia melodía dentro de la del judio americano.
 




Ese doble punteo y esa batería que entra acelerada de Howie Wyeth es un chute de adrenalina, los redobles y los platillos te lo dicen todo.
Esa batería, tanto en Desire como en la gira Rolling Thunder, es mi batería favorita de todos los tiempos. Esas paradas en seco, terroríficas, dramáticas. Y mezcladas con esos ouhh,ouhh ahhhhh de Bob están en el límite del precipicio de la cara norte del K2.
 
Era 1976 y aquello era tan punk como el Never Mind The Bollocks, punk en el 66 con Tell Me mama y punk en la gira con The Band de 1974 y además,  punk en el año en que estalla el movimiento. Para empezar tenemos que decir que es otra canción, nada que ver con la del Bringin´ it all back home y cabreo en estado puro: » no trabajo en tu puta granja Maggie nunca más” No hay más que hablar, no admite otra posible traducción, eso transmite, te quedas bien desahogado.
 
Para un chaval de 13 años eso era como ver el mundo adulto de un fogonazo y las hormonas comenzaron a hervir, los fundamentos mentales a construirse y las emociones a tener un código propio. 
 
Era un punto inicial de salida incómodo, furioso pero genial y tremendamente emocionante, a calzón quitado, a lo Patti Smith, mujer que tanto le fascinó por entonces aunque, la verdad, fue algo mutuo entre ambos.
 
La segunda, la segunda…y cómo será la segunda?…cris, cras…el ruido de la aguja del pick-up Phillips gris y aparece One too Many Mornings.


Aquello era la puñetera gloria, era el sonido crudo de la banda del Desire pero con una pasión desbordada y flamenca. Ahora, con los años lo entiendo todo,  sabiendo que Sara se escondía entre bambalinas, cabreada por tantos cuernos,  esperando para leerle la cartilla, notas en el vídeo la preocupación del cantante, el tormento que estaba viviendo, el tremendo lío en el que se había metido y que gracias a «Sara», la canción,  había conseguido retrasar por  unos meses. A uno le componen algo como «Sara» y lo perdona todo pero la bella mujer y verdadero amor de su vida ya no aguantaba más. El divorcio era inevitable y esto suena a guerra y tiene el olor de los corazones chamuscados.
Es fundamental lo que hay detrás de la escena para entender ese primal scream que es el cantar de Hard Rain, el aullido de la gira 1976, el primer tramo de 1975 es otra cosa, nada que ver, me quedo con este riesgo, con este caos, con este sinvivir.

Por eso me fastidia que el Bootleg fuera del primer año de la Rolling Thunder porque , al igual que Paul Williams, el que mejor ha escrito sobre Dylan desde una perspectiva emocional, 1976 me parece la época más expresiva vocalmente de Dylan y mira que las ha tenido buenas y cuando más nos ha dado de su propia intimidad (BOTT, Desire y Hard Rain, ¿alguien mejora eso aparte de él?)

«It´s a restless hungry feeling…» hay que ver la manera en que lo vocaliza, es un momento de suprema angustia.
«You´re wright from your side I´m right for mine» eso forma parte de lo que le está diciendo a Sara antes de ir a su encuentro, los afectos se desmoronan, los problemas acechan, está beodo de resquemor y vino francés, tirando todo por la borda como ya decía en «I threw it all away» y eso se nota en su mirada iracunda como la del Dios del Juicio Final de Miguel Ángel.
Está aceptando la derrota en directo., la derrota como amante-esposo y el desastre como propuesta musical.
Para Jacob, su hijo, es la conversación de sus padres y para el resto de los mortales es la dulce rendición en un campo de batalla humeante y encapotado.
De verdad, es impresionante, es mi versión favorita de la canción, casi todas las de «Hard Rain» lo son porque se presentan con una nueva dimensión, a todos los niveles, una dimensión que le implica más directamente en ellas, aquí no vale utilizar  la tercera persona.

La banda va pesada como un tren de carga y el violín de la O´Hara son las lágrimas que acompañan esa tarde lluviosa y exhibicionista. And a thousand miles behiiindd…y la banda marca un tan, tan tan, tan extraordinario.

Y sigue con el Memphis Blues más relajado, brillante, menuda guitarra de T Bone Burnett, este grupo reclutado al azar y por antojo resultó ser la mejor herramienta de expresión de sus problemas reales, ese aire de zíngaros de gira por USA huyendo de las miserias de los años setenta.

Dylan enlaza con la tradición sefardita y el cante jondo en Oh Sister , nunca ha sonado tan europeo y gypsy. La plegaría provoca compasión: «yuuuu shuuuuld not triiiiiit me like a straaaaaaannnger», alarga las sílabas, masculla entre dientes y muelas, tiene todas las banderillas pinchadas en el costado, está a punto de sucumbir y pide clemencia. El fraseo se lo marca el dolor, se toma su tiempo y suplica sonando a rabino de tiempos pre-cristianos, nunca mejor dicho, vista su posterior conversión.

Los músicos cuando les toca el turno para un solo son puro jazz y puro Dylan,  es algo que pocas veces se da encima de un escenario donde el control es básico para la exhibición, aquí todo es funambulismo…que se caenque se caen…pero no se caen.
A pesar de lo mudo de la grabación que ya es hasta esencial y aunque lo tendría que editar ampliado (como un doble) «Hard rain» es crucial para entender el arte de Dylan.

Y  Lay Lady Lay que también es otra canción distinta al clásico del Nashville ¿cómo se le pudo ocurrir semejante arreglo y adaptación de la letra? ¿cómo una dulce canción country se puede hacer sonar tan perversa?

Después llega la menina, la absoluta perfección, un riff divino da paso a la mejor versión de Shelter from the Storm que pueda existir.
Y esa guitarra barata de marca blanca, como la de Jack White, tocada con el dedal metálico le hace un servicio perfecto pero la forma de cantar es la del Moisés en la Montaña, yo así me voy a refugiarme donde él me diga. 

Este es el momento para la eternidad, uno de directos de su carrrera para llevar al museo. Come in she said I´ll give yaaaaa shelterrr from the storm…
Por si fuera poco le toca el turno a un You are a big girl now con una intro flamenca y  te dejas seducir por «la conversación corta más dulce» y los back in the raiiiiin…y you a r e a biggggg girlll nouu….y ese corte seco y ese piano expresivo y por supuesto el violín de Scarlett que siempre está ahí.

Aquí, directamente está intentando que funcione el perdón de su bella esposa pero una segunda oportunidad es demasiado difícil conseguir.
Luego un solo de guitarra acústica tipo española que mata e ilustra la pena de que ya eres una gran chica y te vas para siempre. La estrofa más bella de la historia del desamor en la versión de Hard Rain da para una tesis.

A change in the weather is known to be extreme/But what’s the sense of changing horses in the middle of the stream/I’m going out of my mind, oh, oh,/With a pain that stops and starts/Like a corkscrew to my heart/Ever since we’ve been apart.
Siguiendo el tono de intentona de suplicar el perdón de la chica de los ojos tristes de las tierras bajas se lanza con un  I threw it all away a grito pelado…Tuve montañas en la palma de mis manos…y todo se ha ido al garete.
Añade la memorable frase de «one thing for sure there ain´t no cure» que la improvisó dada la situación, esto es un apéndice de Blood on the Tracks.

Y para terminar lo que realmente estaba respirando la nación y la contracultura: Idiot Wind, otra versión memorable de un tema gigante que resume los setenta mejor que la película «La Tormenta de Hielo»

En mi capilla más preciada está pintado este fresco por el más grande y pienso que es responsable de muchas cosas: de que no deje la puerta cerrada a casi nada en música, de que adore a los artistas que cambian sus canciones en directo, de que me encante la actitud punk sean los Pogues, sean los Arctic, sean los Buzzcocks o la Smith y todo gracias a Hard Rain.

Aquel chaval no sabía que eran las 300 pesetas mejor invertidas de su vida. 

Y si me tengo que quedar con un disco en directo de His Bobness, va a ser Hard Rain, a pesar de ser algo parcial, editado tipo Time Fades Away (Neil Young) pero ese es su valor. 

Para describir su sonido nada mejor que decir que es como cuando te pilla una tormenta de padre y señor mío, con truenos y relámpagos bíblicos y buscas  refugio y te quedas ahí calado hasta los huesos, temblando, esperando a que escampe.

He escuchado bastante más la voz de Bob que la de mi padre que precisamente en ese año, 1977, dejó este mundo. Hard Rain, por lo tanto, fue el expediente de una adopción que continúa aun vigente.



Esta entrada se publicó hace cuatro años en rockandrodriland pero ha sido corregida y adaptada para el Exile.

Bob Dylan – Hard Rain (1977)
9 – 10
1. Maggie’s Farm
2. One Too Many Mornings
3. Stuck Inside Of Mobile With The Memphis Blues Again
4. Oh, Sister
5. Lay, Lady, Lay
6. Shelter From The Storm
7. You’Re A Big Girl Now
8. I Threw It All Away
9. Idiot Wind


7 comentarios

  1. Una pom de entrada Joserra, estos discos que nos crían y enseñan son mucho más que música, no sabes hasta que punto te entiendo, y puede que por estas adopciones amemos la música hasta tal punto. Te confieso que Hard Rain siempre me pareció un hueso duro de roer, y no le presté atención hasta leer tu entrada, mucho que rascar. Hay quie reconocer que Bob Dylan ha sido un padrazo desde el 77. Saludos

  2. A mí también me pareció duro de roer, como a Chals Roig y al misterioso comprador que se deshizo de él para que tú lo compraras. Hoy sigue sin gustarme en su conjunto y si lees el breve capítulo que le dedico en mi libro "Escuchando a Dylan" ¡igual me bloqueas en facebook! Ahora en serio, lo compré como tú, allá por el final de los 70, y lo sigo teniendo. Por varias razones, pero sobre todo por una: porque mi tema favorito de Dylan es la versión de "One too many mornings" que recoge Hard Rain, lo fue desde que la oí y hoy lo sigue siendo. Y ahora, después de leerte, tendré que volver al disco, con tu texto delante… y sólo Dios sabe!

    1. No tengo versiones favoritas de las canciones de Dylan porque siempre las hace como si fueran otras canciones diferentes…para muestra el genial On Too Many del que hablas pero en general el tono de Hard Rain es mucho más soul que el de la gira de 1975 representado en el Bootleg Series. Espero que lo re-escuches y te pegué fuerte la lluvía como a mi, es alucinante aunque dolorosa.Gracias por comentar muchachos.

  3. Creo que nunca he escuchado este directo, tete. Me emociona mucho tu último párrafo. Haré lo posible por oir la voz de este padre con este material. 300 pesetas, parece que fue el otro día. Un abrazo.

  4. uff desde que lo escuché por primera vez supe que la rolling thunder fue la mejor banda del mundo, me emocioné leyéndote, siempre que escucho "oh sister" me es difícil contener el llanto. Tuve la suerte de encontrarme el vinilo hace unos meses(es muy raro de encontrar) y me estoy dando una panzada. Gracias, un abrazo desde Uruguay.

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