Críticas Discos

Ya hace varios días que conocemos la funesta noticia de la enfermedad del hermanísimo Malcolm. Siempre en segundo plano, celoso de una discreción que quizá no es tanta como pudiera parecer (ok -que tiene voz, sabe hablar y sabe de que habla-) pero que, obviamente, se destila de forma natural al tener un compañero guitarrista que, amén de familia y ser la leche de bueno, también es un recurrente adorno de salpicadero de auto en cinco continentes. Recuerdo una conversación trasnochada, hace un sindios de años, en la que reconocíamos con un colega que si el hard-rock fuese Disney, definitivamente, Angus vendría a ser el puñetero Mickey Mouse. Esto es así. Sin embargo, hoy, el elemento motivador de esta entrada es, quede claro, Malcolm: «el tipo de detrás», el de los fugaces tembleques en los videoclips entre plano y plano del otro par y el público.  El que parece «uno más» sin serlo ya que, todos los sabemos, su aportación en AC/DC a todos los niveles -menos en lo evidente de lo visual- palidece cero ante lo aportado por su más icónico brother/compañero. Los inolvidables punteos de uno no pasarían del onanismo eléctrico (por recontracojonudo y atronador que resulte) sin el poso blues que el otro inefablemente brinda, para cuajar ya del todo el tan vital (cual respirar !) cocido final. Y esto también es así.
Y qué mejor homenaje, para mí, que recordar aquí y ahora su indiscutible tercer studio album (centrándonos en la discografía internacional) que, a su vez, resulta el consabido tercero en discordia de mis trabajos predilectos de los aussies (de adopción si alguien quiere, pero aussies al fin). Ya realicé hace un buen tiempo en la casa el posteo del «Highway» (recordemos, para mi y a pesar de su popularidad, el mejor disco de «garage/high energy» jamás registrado) y no seré tan cabrón, de cara a mis compañeros en el exilio, de acaparar los mejores discos de la banda marcándome un «black» así a pelo y a traición, claro… Además, qué cojones y puestos a decirlo todo, uno es muy/mucho de Bon. Así que nada: «Let there be rock», su inolvidable asalto a las bretañas en «el año que el punk rompió».
Joder, y mira qué me gusta también «Powerage» pero, caray, de la misma forma que el segundo Clash es tan necesario como el más célebre par entre los que va envuelto, este tiene la «desgracia» de quedar entre el álbum del posteo de hoy y las «Touch too much», «Walk all over you» y cia… Y hasta aquí el más que forzado recordatorio al muy honorable cuarto disco que a pesar de lo innecesario me deja la conciencia fetén al respective antes de meternos ya a lo que toca: «Let there be rock». El último disco con Mark Evans antes de la llegada de Williams y que, por supuestísimo,  venía como siempre firmado en lo creativo por esa suerte de bufete de leguleyos del demonio que responde por «Young, Young & Scott»… El disco de «Whole lotta Rosie», el tema homónimo del elepé o «Dog eat dog» (y demás). Palabras mayores, al tanto. Y es que alejados de todo vértigo, que podría haber mareado a cualquiera, tras lo recogido por los también imprescindibles «high» y «dirty» (los dos del año anterior -en la «cronología general», recordemos-) los muy crápulas seguían sin levantar el pie que queda más a la derecha… Aquí estimo se debe parar para un nuevo  paréntesis a colación de todo el sempiterno pitote de ediciones habido… Por un lado si quieren razones sólidas, absolutas, para preferir este de hoy al resto de su obra de estudio con Bon (omitiendo el postrero tótem de la quiniela) ya les digo que, para mi, directamente no existen. Uno lo prefiere por un tema de concreción, de hermetismo sin fisura posible, en el cancionero pero sin dejar de atender que esa misma consideración es perfectamente extrapolable a los otros por parte de quien toque. Eso sí, que aquí quería llegar, «LTBR» es el trabajo con el que se detiene ese funcionar a dos bandas en lo productivo (lo de «edición australiana»/»edición internacional»), que en adelante se acuñará globalmente a una sola y de una fucking time… Y ,-jeje- déjenme ser ventajista en mis preferencias/lecturas con ello, por algo será… De cualquier manera, el gazpacho montado con este disco en particular es breve de explicar, y es el que sigue:  en la «edición internacional» constaba de siete canciones, mientras que en la «edición australiana» se sumaba el brutal y muy arrastrado blues «Crabsody in blue» con un Scott que se sale de tablas… y maldita la estampa de quien toque por «tapar», ni que sea solo hasta cierto punto -y por suerte- habida cuenta de nuestros protas del día, dicho temón. Eso sí, en nuestras latitudes la versión del disco más popular es la  reeditada a principios ochenteros y que integra, además de las siete canciones de la primera edición apuntada, la tan tremenda «Problem child» del anterior disco (y abriendo la b side para mayores inris). Y a esa versión de «Let there be rock», pues, que me ceñiré.
«Go down», varias andanadas en cománditas, baquetas pellizcando platillos y, sin más, se centra el riff justo antes de la entrada de Bon… Toda un leyenda concentrada en unos pocos segundos y a qué más… y, más importante incluso, que tampoco lo necesitamos ese «más». Y tampoco quiero convencer a nadie haciendo pasar este tema inicial como la octava wonder (está, por supuesto, muchísimo mejor que meramente bien pero tampoco es uno de los oldies inalcanzables que todos les recordamos de forma recurrente) pero, lo de siempre, si es tan fácil por qué solo estos lo hacen así… Scott canta como solo el podía, hay unos guitarrazos intermedios del caerse de nalgas y sus más de cinco minutos ni dan ni piden tregua (que es alterna pero, sobretodo, continua esta corriente, recordemos). Tema emblemático de arranque, con estribillo tan evidente y fácil como coreable que, no lo dudo, haría las delicias mil en los directos de la época. Debilidad personal para el segundo corte, y avanzando, con «Dog eat dog» en cualquier caso. Si apareciera en la autopista o el negro la enseñarían hasta en el jardín de infancia… Ritmo hipervitaminado, contenido, puras brasas ardiendo, un sobradismo/chulería imperante/s de rabo a cabo y unas guitarras del gamberro escolapio que son el tocamiento sin más, todo ello concreta y perfectamente sintetizado en el tema más breve del álbum (el único que no alcanza los cuatro minutos). Nos quitamos la gorra, sin más y sin duda. Pero es que entonces, oh cielos, llega «Let there be rock», the song… Casi imposible de escuchar sentado a la muy cabrona !. Sin cuartel, riffazo a degüello ya de salida, aparcamos las guitars sin aviso previo, aparece Bon… «Let there be -lo que toque-«, reaparecen los hermanitos… Que quien pueda nos pille confesados. ¿Repetimos?… Pues adelante, of course… Pero esta vez estirando la salida guitarrera que mola más… ¿Repetimos again?… Sí, ok, pero esta vez alternando también con las guitarritas y acelerando el ritmo hasta el final y tal… Y así, ladies & gentlemen,  que se escribe la historia del rocanrol un poco y tal, que sería la cosa. Para cerrar la primera cara que nos llega la también muy cañera «Bad boy boogie», con todo el desfilar de matices y variaciones que Scott podía y solía ofrecer (cosa que con el muy honorable Brian se perdería y ahí reside básicamente la diferencia entre ambos, más allá de si gusta más tal voz u otra). A estas alturas los Young ya hace muuucho rato que se han adueñado de todo, está claro, pero -se insiste- no se pierdan (que ya sé que no lo hacen, claro) la enésima demostración del tan llorado artista… Bon (y la banda por extensión) agarra el blues-rock clásico  de manual, lo pone orientado a Mordor y, tras meterle varios quilos de trilita por ahí donde la espalda pierde su nombre, lo envia directo a la moon para que estalle en cojonésimos pedazos… Más historia del medio, sí.
La otra cara, como antes comentaba, se abre con la ultrapoderosa «Problem child» que los fans de entonces (que yo tenía siete años en la edición del 82 que venimos refiriendo, a mi qué me explican) ya conocían del anterior «Dirty deeds» o, por qué no, del posterior directo «If You Want Blood You’ve Got It» del 78. Ardid editorial, sin duda y a fin de rellenar otro surco pero que, y qué duda hay, nos funciona de narices a tenor del pedazo de song en cuestión… Si estuvieras escuchando «Revolver» y apareciera de repente «In my life», ¿la pasarías de largo?… Pues no, pensarías «qué morro, vaya hijos de su madre los de la discográfica», pero, vaya y a la postre:  «la escucharemos igualmente, sí» (y por cojonuda, mayormente). Pues eso que vendría a ser un poco. Y es que «Problem child» es de esas cosas que pone a hacer la conga a los muertos, amén de parecerme desde hace muchos años un especie de «Shoot to thrill» en fase embrionaria, lo que me la hace especialmente apreciable dado lo que adoro ese otro -y posterior- temazo del santísimo copón. Sigue el asunto con «Overdose». Otra de esas virguerías medio obviadas/ninguneadas de la formación, dado lo universal de sus torreones más reconocibles. La mayor particularidad que siempre hallo (y perdón por lo egoísta al ser una impresión tan netamente -o no- personal) en esta pieza es que Bon canta, y no veamos cómo, sobre lo que parece un «ritmo entre partes» (del tipo salida de estribillo justo antes de ralentizar para dar entrada vocal al singer), lo que siempre me ha parecido difícil de cojones. Gran mérito que siempre veo/escucho ahí pero, claro, este tipo podía hacer estas cosas… Ya el tema guitarrasos lo obvio, por supuesto, acercándonos como lo hacemos a la meta final. La penúltima track es «Hell ain´t a bad place to be»… que si lo que suena ahí es esto ya les corrijo señalando que se tiene que cambiar el «ain’t a bad» por un contundente «is the better» para ayer… Y qué breve de siempre que se me hace… Quizá sea ese sacrificar, ni que sea un algo, y por una vez no nos acostumbremos, octanajes a mansalva por una mayor inercia melódica, o ese grandioso clavar la frase del título al rematar el chorus (parando al final en vez del inicio del mismo, justo al contrario de mi canción preferida -que ya es decir- suya de siempre: «Walk all over you»). En cualquier caso, y como ya vamos pasando, uno de los mejores motivos, a la hora de explicar mi querencia destacada por este álbum, es esa impagable sensación que me otorga el hecho de tener mis dos pistas más preferidas/queridas del artilugio en «modo despedida» de disco… Pues, por supuesto (cómo no), si «hell…» es gigante, «Whole lotta Rosie» es devastadoramente titánica. Es posiblemente la canción más famosa del álbum, o en muchos lugares parece que lo és vaya, es absolutamente imparable, tiene una de las  guitarras solistas más brutales que le recuerdo a Angus (con la burrada que ello implica), con ese parar en medio para recuperar el motivo de salida en el ritmo (ya lo del final que lo comente otro, que me faltan palabros), Bon enloqueciendo en sus partes cosa fina y sin obviar, ojo, un muy sonoro aplauso para el siempre obviado y tremendo Phil Rudd  en lo suyo. Inmejorable colofón de disco para un tema que, además, brilla como para mi ninguno en el célebre directo del siguiente año, ya anteriormente mentado.
Y es que son ya bastantes años de cosas vividas y sucedidas, de subidones y bajones, de gente de paso y gente que se ha quedado (o que se ha perdido)… Pero, y que quien toque les bendiga, estos melenudos siempre han estado ahí para mi (lo mismo que para ti, no lo dudo). Y no de forma alterna, por cierto, siempre continua. Aguanta Malcolm. Siempre AC/DC !




AC/DC – Let there be Rock (1977) : 10 ϟ 10
01. «Go down»/ 02. «Dog eat dog»/ 03. «Let there be rock»/ 04. «Bad boy boogie»/ 05. «Problem child»/ 06. «Overdose»/ 07.  «Hell ain´t a bad place to be»/ 08. «Whole lotta Rosie».

Por Guzz

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14 comentarios

  1. El mejor grupo de rock del mundo entre 1975-1980, no creo que ningún mortal tenga dudas al respecto. El diez para "Let There Be Rock" me parece hasta corto, Guzz. Una cosa acerca de la ediciones: yo tengo en vinilo la edición internacional de 1977, y en ella, al igual que en la australiana, está también "Crabsody In Blue". Luego tengo en CD la habitual en España, que es la que tú tan profusamente nos comentas.

    Un abrazo.

    1. Afortunado eres Gonzalo de poseer esa versión. "Crabsody" me parece un temón, dejando de lado que le encuentro un efecto similar al de "The Jack" del HV (un bluesazo arrastrado, vacilón y que hasta huele asfalto) quedando de narices al hacer contraste con el resto para enriquecer, si cabe, aún más el cocido. Y, sí coincido, por mucho adore a los de Strummer, Ramones o esa bendita reencarnación de los Groovies (etc), si hablamos de rocanrol puro y duro (a la manera de Berry o Richard) a estos no les tosía ni dios ni el diablo en el periplo que apuntas. Abrazo !

    2. Indagando más, veo que las ediciones sin "Crabsody" fueron exclusivamente, y en efecto, la japonesa y la yanqui. Espero que los fetichistas del tema vean los comentarios a fin de reparar el error del posteo por generalizar. Gracias por dejarme "retratao" Gonzalo, jaja, pero, ojo, ¿acaso los comentarios no forman también parte de la entrada? (me agarro a eso, definitivamente sí, que me conviene). Y otro abrazo !

    3. Para mí los comentarios también forman parte de la entrada. La pueden enriquecer o embrutecer, claro, pero para eso estamos en abierto y conectados.

      Cuarto abrazo, Guzz.

    1. Imparables los eisidisí hasta el negro (aunque yo lo alargo hasta el Flick, y me quedo tan ancho). Y no creo que Angus haya podido nunca cambiar una cuerda en medio de una song y en plena actuación como, cuenta la leyenda, hizo una vez el gran Rory G., pero (joder) para lo que hace al final de "Whole lotta Rosie" de verdad que no hay putos cuartos… Tremendo tú !

  2. Ojo Guzz, para mi Malcom, y lo dije hace poco, es el mejor guitarrista rítmico de la historia del rock and roll, es que con esa base de su guitarra Angus ha podido despacharse a gusto, sin esos ritmos nada sería lo mismo.
    En cuanto a este discarro, poco más que aportar, no le sobra nada, es una bestialidad y a día de hoy uno de los discos más contundentes de la historia del rock, puro y duro rock and roll.
    Que una banda cierre un disco con Whole lotta Rosie es para cagarse por la pata abajo y decir sois los putos amos coño.

    Abrazos truferos.

  3. Y no nos olvidemos de Rudd y Williams (que seguirá desde aquí y sin desmerecer a Evans), que vaya par de cracks eternamente eclipsados por los otros. Estos tíos son grandes para mi al nivel que se quiera comparar. La evolución del blues-rock clásico aún por superar hoy en esas formas… Sin trampas ni trucos, lo que se oye es lo que hay. Este disco es el que cierra podio para mi pero es que los otros con Scott (y alguno más de lo que se cuenta con Brian, al tanto) son el caerse de culo igualmente.

    Abrazo guzzero Savoy y Rocks on: ,,/ !!

  4. Enorme reseña, me han dado ganas de pincharlo ahora mismo al leerte, y hace mucho que no lo hago, me gusta AC/DC aunque no soy de los fans totales de la banda.
    Esperemos que Malcom aguante como pides/pedimos.
    Abrazo.

  5. Para mi es una de las grandes bandas de siempre Addison a sumar que es de las que hace más tiempo que me acompaña. Me parecen además un caso muy raro de cruce de caminos al gustar, en mayor o menor grado, a gentes de gustos/matices muy dispares en este del rocanrol (quizá los Ramones sea lo más parecido en este aspecto). Y, sí sin duda, lo enorme de sus inicios pesa demasiado en el global de su historia pero, para mi, su estancia en el olimpo rockero no baja de un contundente "indiscutibles que por ellos mato". Abrazo Mr. De Witt !

  6. Lo dicho arriba por Gonzalo, no hay rival en el período 75-80. Si no llega a palmar Bon habrían sido los mas grandes, creo, o quizás no. Esos párrafos kilométricos sin puntos y aparte me cortan la respiración pero a Vd. se lo pwrdono. Este disco me lo regalaron en vinilo y me trae muy buenos recuerdos. Abrazo.

    1. Para mi no los más pero si de los más, claramente, y a pesar de la prematura pérdida del loco/genial cantante. Y con esta gente, se admite sin problemas (es más, me enorgullezco de ello), no tengo medida que valga en las formas… no las tengo nunca o casi nunca, ok, pero es que con ellos ya me dejo ir sin red y de forma ex profesa. Aquello de la pasion is no ordinary word, y poca pasión se ha destilado mayor que la de este personal en lo suyo. Abrazo guzzero Johnny !

  7. Don Guzz aunque paso por mimosin blues y Lucindas, countries y soules y baladitas, a mi los AISIDISI me molan mucho. En concreto no sé si recuerdas que la peña se sorprendió porque dedique en la Land a este disco una entrada. No es que me encanté , es que me pone del todo. rock and roll, fuera ya de mamoneos de jevis y hard rock y demás chorradas. Esto como dice Usted es Chuck Berry garrulón cinco jotas. Mi favorito. Alea Iacta Est , esto es un 10 , Don Guzz!

    1. Sí señor. Además, ¿si no le encasqueto un pleno a uno de mis tres escogidos de esta gente, con qué lo hago?… Aquí todo es pura y duramente rocanrol, habrá algún -cojonudo- punteo al tendío y el volumen será más elevado, pero quién no vea al Juanito B. Goode saltando a una pata junto a Angus que retroceda a la casilla 50's y a ver si empezando de nuevo pilla el tema (bendito problemón, todo sea dicho)… Sabio siempre Master Joserra y abrazo guzzero !!

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