Críticas Discos

«Los Crowes se merecen ser citados con los mas grandes del rock americano! Discos perfectos, a mi particularmente todos me parecen magnificos manuales de lo que es rock americano!«. Comentaba nada menos que el Master Tsi en aquel posteo sobre el espectacular «Lions» de ya hace su buen tiempo… Y no podría estar más de acuerdo con alguien en algo. Y, puestos a recordar, también mentaba en dicha entrada que ese magnífico disco de los primeros dosmiles era mi favorito del famoso combo, si, pero siempre junto al que hoy me propongo recuperar: su «Amorica» del 94. Desparrame total.

En plena transición del sleazy guarro al Seattle llorón (entre otras cosas -muy superiores en algunos casos- pero con bastante menor repercusión mediática), aparecían estos hmnos. Robinson y sus compinches con su mezcla (muy) añeja de blues, soul y garage, que lo mismo te recordaban a Wilson Pickett que a los de Mr. Garcia, pasando por (directamente) los Stones en plena grabación del Exile . ¿Cómo no enamorarse del sonido de esta gente, pues, a poco gustara un algo esto del R’n’r?…  La versión de Otis y «Remedy» les facilitó, a pesar de lo anacrónico en base a las tendencias que regían en aquellos primerísimos 90, un status y reconocimiento merecido ya a las primeras de cambio (también ayuda que al sumergirte en esos primeros dos discos te encuentres fistros del calibre de «thorn in my pride», «jeaulous again», «she talks to angels»,  «twice as hard» o «sting me»… etc y casi nada). Esta gente era lo de «llegaron para quedarse», desde luego, y quien quiera jugar a las revistitas y sus «aleccionadoras» peroratas sobre lo que está «in» y lo que no, pues allá él/ella con lo suyo. Los Robinson no iban a jugar nunca a eso. Ellos eran unos colgados de los genios del blues, el soul y el R&B de antaño por un lado y, sobretodo y por el otro, de las grandes bandas yanquis (o con sonido yanqui al menos -y vaya ello por The Band o los antes mentados Stones, mayormente-) de los 60’s y 70’s. Y lo tenían ello tan naturalmente autoimpuesto, tan asumido de base, que ni se planteaban sonar de otra manera.  Así que, tras dos discos de éxito de estreno y seguidilla, ¿qué hacer a continuación?… Pues su masterpiece del santo copón, por supuesto. Al recordar en el espacio propio, ya hace también lo suyo, el impresionante «Automatic» de Rem, comentaba el amigo Mansion su condición de mejor disco de su década en base a su parecer… Yo lo había dejado «solo» en «uno de los mejores sin duda» pero, en cualquier caso, en la pomada, en la criba final, estaría de todas todas el puñetero (eso va a misa y ahí se queda). Sin embargo, y como a uno le van los retos, me puse a pensar: «¿qué disco de los 90 puede ser tan bueno, o susceptible de ello al menos, como el de los de Athens para mi?»… Así a bote pronto algunos, tampoco demasiados, saqué (y siempre, se insiste a pesar de lo evidente, en las harto subjetivas querencias propias). Pero me sorprendió que el primero de todos, lo que antes me apareció y/o pasó por la almendra, fue este «Amorica». El inolvidable rubicón cuervero de hace ya dos decenios.
Y es que también con este elepé estamos ante algo que merece una consideración que me va mucho más allá de la exclusiva de la época/década en la que fue editado. Recuerdo muy claramente el ir andando por los pasillos del metro y encontrarme esa (tan famosa) portada anunciada cada pocos pasos… El comprarlo en cassette original… El escucharlo casi hasta la lesión de pabellón auditivo… durante semanas y más semanas… meses y meses… años y más años… lustros y más lustros… Y aquí estamos delante del teclado, vaya. Un pesar antes de nada: en la cinta me aparecía de bonus la muy cojonuda «Tied Up and Swallowed» que por contra me desaparece del formato digital que me agencié igualmente años después (cosa rara ya que normalmente ocurre al revés la cosa)… Una putada, sí, y lo pongo de primeras porque me ceñiré aquí a la versión sin «bonuses» y, por ello, puede que alguien eche (también) en falta esa muy notable pista. Aunque, al tanto, el asunto tampoco merece tanto prolegómeno… De hecho parte de la grandeza de «Amorica» deviene de lo directo y sin embudos que resulta («lo brillante del plan reside en su sencillez… si lo hicieramos más complicado la cagaríamos» que diría Walter, el amigo del Nota):  Dos actos/caras, primero las cañeras con «nonfiction» ejerciendo de gloriosa intrusa y después (en «el otro lado»)  las más reposadas que, eso sí, son precedidas por la muy saltarina «P.25 London».  Y a qué más. «Gone» arranca el festín con sus guitarras blueseras de manual y su transcurrir contenido con ese chorus clavado («i’m gone») y sus breves partes de guitarra relevadas por piano… Emblemático tema de apertura con un Chris de lujo (como siempre) que funciona sin pero a caber y que, para más inri (por no poner cojones), es también la «menos grande» en una primera cara donde ahora nos empezarán a caer de todos lados… Agarrarse bien. «A conspirancy» es una de mis canciones predilectas de estas gentes (y de centenares de otras) y es tan enorme que me reto al amanecer (o tras  croissant, pero pronto en definitiva) con quien haga falta. La mera y solemne entrada ya te pone en guardia y… Joder, qué feliz me hace este temazo… Chris captura la historia del blues-rock en ese «I got to know-confess» que precede al imparable estribillo. James Brown privando Jack en el porche con los Allman hasta el atardecer mientras se descojonan del grunge y su puta madre. Historia, para mi al menos, lo de esta pieza. ¿Y cómo se sigue desde aquí?. Pues con otra virguería como és «High head blues«, que levanta a los muertos al mismo tiempo que hace lo propio con su chorus desde su continuo marchamo al que tildar de «buenrollista» es poco. Y es que estamos ante la alineación más brutal e incontestable del cuarto de siglo de singladura cuervuna y se nota, vaya qué si. De hecho ya me atrevo a confesar, llegados aquí, que la gran diferencia entre «Amorica» y el otro par de discazos (que uno no quita a lo otro), el gran paso hacia adelante, se encuentra en lo brutal de los arreglos, el mimo -casi orfebre en alguna ocasion- empleado para la ocasión. Además del eterno Gorman en la batería, la segunda guitarra de Ford, el bajo de Johnny Colt y (para mi muy especialmente) los teclados de Harsch ayudan a levantar catedrales de a continuo aquí a los hermanitos de marras quienes, ¿alguien lo duda?, ejercen de maestros ceremoniales saliéndose lo que no está escrito. Y así desde el «blues del cabezón» nos llegamos a una «Cursed diamond» que es tan solemne como adictiva y supone media docena de minutos de infalible inversión. Y Chris siempre cantará bien, hasta debajo del agua, pero insisto que lo de este disco (como en «Lions») es de estudio, asignatura obligada en la academia de cantantes de rock. Y ese volver para el último estribillo, aaay (la madre que lo parió). Pero atención, se apagan las luces y aquí, para mí, ya como que llegamos al tocamiento… Si «A conspirancy» es una de mis canciones predilectas (del top-5 ni a pedradas, oigan), repito, «Nonfiction» es mi canción favorita de los Black Crowes. Ya lo suelto sin ambage ni gaita a valer. Esa suave intro, con impagable acústica, «I don’t know…», la forma como se va desarrollando, con todos sus matices y puñetillas de fondo, la entrada del piano… Menos es más y a veces hasta puede serlo todo, o eso es lo que me supone a mi «Nonfiction» desde hace dos décadas. Quintaesencia cuervuna, en resumen, desde su tan engañosamente sencillo y humilde planteamiento. Volvemos a las formas y maneras de «cursed» para cerrar la primera cara con la también descomunal «She gave good sunflower» (emblemático y más que reconocible riff de manual, estribillo de himno con órgano de quilates, etc…), pero, para la ocasión se reservan aquí «uno de esos momentos»… La instrumental salida del segundo chorus (con su respectiva rentree claro), no digo más.

La segunda cara empieza, como antes comentaba, con «P.25 London» la intrusa en esa parte del recorrido. Si «Nonfiction» era la tranquila en la cara cañera, esta es la cañera en la cara tranquila. Más vacilona que todas las cosas (en la linea de aquella posterior «Lickin'» de los «leones») y su harmónica embutida entre cuerdas, es un coger aire para los momentos más hermosamente épicos del disco: la dupla «Ballad in urgency» y, especialmente, «Wiser time» (donde, en ambas dos, el Robinson moreno se ganará el sueldo para muchos años). Y, ojo, que la primera es una cancionaca de narices. No la obviemos nunca por lo enorme de esa segunda que es la puta panacea con su desfilar de slides, voz doblada, acelerada para el chorus y demás (de nuevo esos arreglos, vaya, aunque conviene matizar que una es una «folk-ballad» de facto y la otra tiene más trucos -gloriosos trucos- que la multiusos del yayo, al loro). Ejercicio de homenaje cajún para la antesala del fin y esa bastante minimalista «Downtown money waster» donde parece que nos tenga que atacar un caimán saliendo a traición de la palangana de al lado para modernos el dedo gordo el pie. Curiosa y no desentona en absoluto pero, honestly, queda algo condenada por el propio grupo al ponerla entre «wiser»  y esa otra maravilla, temazo, que resulta la final «Descending» donde se vuelve a lograr, ya postreramente por desgracia, la alquimia desde, nuevamente, una base simple solo en apariencia (y qué cuerdas -de distinta índole- por ahí again…).

En fin, el «Amorica» de los Crowes. No es recomendable, no y para terminar. Es obligatorio, si es que realmente gusta esto del Rock, claro. Y con toda la pomposidad del mundo, que en este caso (en este SÍ), es mucho más que merecida. Bandaza de cuervos !!

The Black Crowes – «Amorica» (1994) : 9’4/10
01. «Gone»/ 02. «A conspirancy»/ 03. «High head blues»/ 04. «Cursed diamond»/ 05. «Nonfiction»/ 06.  «She gave good sunflower»/ 07. «P.25 London»/ 08. «Ballad in urgency»/ 09. «Wiser time»/ 10. «Downtown money waster»/ 11. «Descending».

Por Guzz
(Este texto fue sustraído, tuneado y regurgitado para la ocasión desde el espacio Citizen Guzz)

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4 comentarios

  1. Yo con todo el respeto a Mansion y a usted me parece mucho mejor este artefacto que el de REM, pero a lo que vamos, el terceto de artilugios con que los cuervos se dan a conocer y reconocer es de tal altura que hacen de incuestionables las palabras del maestro TSI.
    Abrazo y felicidades por otro cronicón.

  2. A ver, a mi en este disco, a parte de la portada y tal, me parece que hay temazos para aburrir, pero yo me quedo con el primero, el segundo y By your side.. que le vamos a hacer, y si he de elegir, el segundo es la esencia total del grupo.
    De todas formas buena reivindicación Guzz.

    Abrazos truferos.

  3. Un discazo, me gusta la puntuación que le has puesto y cómo has despellejado su interior. Por otra parte adoro el matojillo que asoma por el bikini, estaría entre mis portadas preferidas. Abrazo.

  4. Qué grande! El artículo está a la altura de la emoción que me provoca reescucharlo después de años. "James Brown privando Jack en el porche con los Allman hasta el atardecer mientras se descojonan del grunge y su puta madre." No podías describirlo mejor!

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