Críticas Discos

Gozada de disco el tercero de los Chameleons. Digno de alabanzas mayoritarias por doquier que por mucho siga persistiendo, incólume a añadas y lustreces, como enésimo ejemplo recurrente de barbaridad de álbum que mereció mucha -muchísima y aún a pesar de su relativa popularidad- mejor suerte, no se antoja ello del todo justo ni aún mucho menos suficiente… Los tres discos iniciales de este personal de hoy junto a la, para mí, imprescindible Iglesia aussie son posiblemente los casos más hirientes de banda surgida en los ochenta y a su vez ignorada a según que niveles de aceptación (al generalizar ni que sea un algo). Y mira que hay bandas que me gustan la de dios partiendo de similares premisas (ochenteras) pero lo entiendo, de verdad lo entiendo, que: por irregularidad, por tener un sonido demasiado concreto/personal, porque la abuela le da al alpiste o por variopintas futesas diversas varias, dichas bandas no subieran ese escalón de más… Con Chameleons y The Church, no. Se me escapa. Y no es, atención, porque me parezcan mejores o peores que «X», es que, claramente, su sonido es adictivo, atractivo y parido para reinar… Ni The Church tienen porque bajar la vista ante los Go-Betweens en los antípodas (a los que, particularmente, soy de los que mucho deben), ni los Chameleons tienen porqué hacer lo propio ante Echo & The Bunnymen, Psychedelic Furs, Cure o quien de la gana de entre esas británicas remesas asociadas, de frente o de rasquis, con el bicho aquel que vino a denominarse post-punk. De hecho, centrándonos ya en la banda de Mark Burgess, resulta imposible (nada de «poco menos que» o «prácticamente», ni gaitas de esa índole) que esta formación no agrade de gustar esas bandas británicas mentadas y/o tantas otras: de Joy Division a los Immaculate Fools, de Love and Rockets a los propios Smiths (etc). Más gloriosa música de ventosos acantilados, faros abandonados y grises atardeceres, en efecto y definitiva, con el añadido para la ocasión de una, altamente, marcada querencia por todo lo que sería lo onírico y las fantasías varias. La, para quien comulgue, icónica portada del disco de hoy no debe engañar a nadie, en efecto (facturada además, ojo, por el guitarrista Reg Smithies, ilustrador y autor de todo el tema visual de la banda en covers y demás).
Pasa nada en cualquier caso. «Strange times» (como «Starfish») está en esa cola de ilustres álbumes que parte de la llamada (y a veces autoproclamada) «prensa especializada» no dejará olvidar, más allá de la adoración de sus insobornables fieles. Y en justicia para el caso, que esto es demasiado bueno. Y eso que bien rápido se explica: tras un par de discos más que recomendables, el cuarteto se encierra con el productor de Robert Smith y cia y logra uno de los mejores discos de su año de edición (y de la década, a mi humilde entender, vaya ello de paso). «Strange times» se nutre de los directamente impagables juegos guitarriles de Burgess y Smithies (con ecos mil y ese viejo y querido conocido «efecto de techo alto», como mandan aquí los cánones), creando esa burbuja de espacio donde el solemne bajo de Dave Fielding y el buen hacer de John Lever ejercen de faro guía. Los requiebros de algunas piezas que se alzan en pura alegría sin previo aviso durante el viaje, las intachables melodias que no faltan, la clase en la ejecución instrumental, lo bien que casa con todo ello el registro de Burgess, las mentadas guitarras, claro… No es de extrañar que cuando te cruzas, cada bastante, con un fiel de estos «extraños tiempos» la sonrisa resulta indisimulable. De hecho, lo afirmo no sin cierta vergüenza torera, este es un posteo como bastante trampa… Para quien conoce el disco y esta por la labor este texto resultará sin duda redundante o hasta innecesario, conocedor -como és- de la grandeza aquí forever pseudoescondida (seguramente el mejor disco que he escuchado en la vida vinculado, de lejos o cerca, con la verbena esta del dream pop) y, por otro lado, a quien no lo conozca se le adivina el posible escepticismo («no será tan bueno como lo pintas si no me suena a mi que soy la leche»), sí… Pero de verdad y disculpas por ser tan directo: dejarse de memeces con esto. No tocar las narices con esta banda y aún menos con este disco. Por el amor de Mr. Cooke, incluso.
«Strange times» se arranca saltarín con «Mad Jack«, a medio camino de una versión acelerada de Echo o una más directa de los Furs (y siempre ese posillo Bowie de quita/pon al que todas estas formaciones tanto deben). No fácilmente mejorable y prometedora entrada que ejerce de alfombrilla de bienvenida con pleno acierto. De hecho es incluso mejor de lo que parece de primeras. Y lo destaco ello porque no debe obviarse a la brava con un mero «mola», y por mucho que de seguidilla nos planten dos canciones de esas como para aplaudir hasta la autolesión manual… «Caution» y «Tears«, está claro. La primera es Byrne encerrado en «Disintegration» lo mismo que un prodigio de interpretación sin más (y en verdad no faltará quien conozca la canción sin tener ni repajolera que pertenece a esta formación); la segunda, mucho más reposada y afectuosa, es un mieloso e increible single perdido de la Gran Estrella descubierto por accidente mucho años después… Y que instrumentaciones y arreglos en ambos casos… la madre que los parió a los implicados. «Soul in isolation«, superando de nuevo los siete minutos (como en «caution»), juega la baza del fuego lento para ir creciendo/sorprendiendo con ese incremento de energía según avanza o, desde luego, con esa enigmática parte central que, por alguna razón, me recuerda bastante a los primeros y tan apreciables pasos de Gabriel en solateras mode. Y de verdad que vale y mucho la pena, aunque (argh), de nuevo se corre el riesgo de relativizar pues, debe admitirse, lo de «Swamp thing» es una salvajada de canción se mire por donde se quiera. Caballo no solo ganador sino de esos que además doblan y humillan que es lo de la muy puta de canción esta. Favorita total (lo tiene todo) y como que ya cerramos cara con ella para todo el inri habido… ¿Y cómo seguir desde ahí?, claro… Es jodido, no se negará. Pero igualmente, ¿alguien lo dudaba?, se consigue ello con holgura, claro qué sí (y sin bajar pulsiones ni acierto que valga, al tanto). Y es que «Time the end of time» repite molde con «Mad Jack» y se nos aparece directa de narices con su vivaz marchamo guitarril nuevamente subrayado por unos arreglos que no hay putos cuartos y, por si resultara poco, ensoñadora (y hermosa) desaceleración a modo broche. Tampoco cabe desperdicio en esta tan engañosamente sencilla como bonita «Seriocity» que por momentos me recuerda a los Immaculate Fools de aquel «Another man’s world»de algunos años después. Aunque cuidado con «In answer» y su retomar registros más vigorosos… Y esa sensación, que te acompaña durante todo el viaje, de que este gente puede hacer crecer las canciones hasta donde les salga del mismo hinojo sin perder jamás el norte ni la capacidad de maravillar… Y tiene cojones que, después, se digan y lean las desorbitadas  exageraciones sobre algo tan gélido y baladí -para mí todo ello, no se me ofendan por favor-  como el «funeral» de los Arcade y, por contra, no se tenga algo como «In answer» dentro de un marco para exhibirlo hasta el aliento postrero y como merece (ya los discos en si no los comparo porque, la verdad…  no sé si me resulta más insultante o imposible ello, balas de verdad contra de fogueo si se me quiere entender). Más luminosa y alegre nos llega «Childhood» con ese estribillo que se abre en varias direcciones a la vez… Y pedazo cantante Mr. Burgess, ya te digo (que no lo había destacado ello aún y muy mal por ello). Para cerrar el chiringuito, sea como fuere, ya queda espacio y tiempo solo para ese agradable paseo bajo boreales auroras que responde por  «I’ll remember«, con sus tan etéreos punteos rematados, ya al fin, por esos imprevistos menos de veinte segundos de crescendo a modo despedida ya del todo definitiva. En fin, que dejamos para otra ocasión eso de la edición doble yanqui (quienes añadieron la coletilla UK al nombre del combo, por cierto) con sus cojonudas versiones y demás y, resumiendo: disco este «Strange times» de los Chameleons que, no se dude y cual Halcón Maltés, persiste y resiste al estar, de la misma forma, hecho con el material con el que se fabrican los sueños. Más, mucho más, que recomendable.
 
The Chameleons – «Strange times» (1986) :  9’7/10
01. «Mad Jack»/ 02. «Caution»/ 03. «Tears»/ 04. «Soul in isolation»/ 05. «Swamp thing»/ 06. «Time the end of time»/ 07. «Seriocity»/ 08. «In answer»/ 09. «Childhood»/ 10. «I’ll remember».

Por Guzz


16 comentarios

  1. Oh Don Guzz, Don Guzz, Don Guzz. Está hablando Vd. de mi segundo disco preferido de los años 80 por detrás tan solo del primero de los Violent Femmes y por delante incluso del “This is the sea” de los Waterboys, de alguno de los Smiths o de los Dream Syndicate, se dice pronto. Esto es de lo más grande que se ha parido en la historia de la música, posee todo lo que necesito para estimularme y creo que es de los cinco discos que más he escuchado en mi vida. Sobre su texto le diré que hay muchos más casos hirientes que claman al cielo de bandas ochenteras con insuficiente aceptación empezando por The Sound de Adrian Borland. Para mí los Chameleons o los propios The Sound como herederos de Joy Division y como Vd. dice pueden no solo mirar a la cara a bandas del nivel de Echo & The Bunnymen, Psychedelic Furs o Cure sino que a mi gusto con su legado los superan. Su texto no es redundante ni innecesario, tan solo discrepo y mucho con su puntuación. “Strange times” no es de 9’5, “Strange times” es un 10, “Strange times” debe tener a mi juicio la puntuación más alta, por calidad, por homogeneidad y por una grandeza superior incluso a grandes clásicos de décadas anteriores. Gracias Don Guzz por incluir material de esta índole en el Exilio. Chameleons forever!!!

    1. Lo que si haré a continuación es subirle las dos décimas dejando así la nota original del borrador del texto a modo penitencia (lo cambié a última hora porque esto de 9'7 parece recochineo, ganas de tocar napias según como)… ¿Y por qué no un 10? Pues porque hay cosas que me gusta guardarlas, mezquinamente sin duda, como "bodega personal" y cuando por esto del Exile seamos millonarios y famosos la gente vendrá aquí a buscar los "dieces" y entonces se pondrá el disco demasiado de moda y las new generations, y amigos de las tendencias varios, alternarán esta maravilla con según qué de rabiosa actualidad hypera y ya solo me quedará tirarme a las vías del metro por la pena… Imparable (imprescindible en verdad) ese hat trick camaleónico Johnny y, ya sabes, pensamos lo mismo de los 80 -más o menos sumergidos- como una década imprescindible (la última para mi al generalizar, en verdad)… Ahora mismamente ando liado con los aussies The Triffids que solo conocía de oidas y… jooooder, listen x believe (su "born sandy devotional" del 86 me parece un escándalo de elepé). En fin una mina en la que no se puede dejar de picar (el post-punk, las college bands yanquis, los pequeños/grandes milagros australianos, los ecos de lo más granado de la new wave, etc,…). ¿Un 10?, solo por "swamp thing" ya lo merece, dejen pues a una mente torturada pensar en esto como en otro pequeño secreto (aunque en este caso no lo sea de pleno por su relativa popularidad) . Abrazo guzzero Cosmic Master y escuchando la b side de "ocean rain" para la ocasión !

    2. Jajajaja, qué crack y qué grande es Vd. Tiene toda la razón, un 9'7 es suficiente, lo queremos guardar como un tesorillo y que no se ponga de moda para las new generations. Entre birras y pinchos Vd. y yo sabemos que un diez se queda corto en este caso. "Swamp thing" es el cebo para entrar en el limbo, que es "Soul in isolation". Abrazo.

  2. Buen grupo si señor, aunque yo sólo dispongo del Script of the bridge de 1983, pero me interesa escuchar este disco por lo bien que lo pones.
    Encima, en un mes vienen de gira.

    Abrazos truferos.

  3. Solo quería dejar constancia de mi ignorancia supina con este grupo. Si me deja tan excitado como el "Jeopardy" de The Sound prometo… bueno, no prometo nada que luego tendría que cumplir, eso si, a unos pinchos y unas cañas quedará invitado.

    1. Promete, promete, my King, no te cortes. Por cosas como esta merecen la pena muchos pinchos y muchas cañas. Debería estar en lugar privilegiado de todas las vitrinas de los buenos melómanos. Si te impactó el "Jeopardy" con esto puedes continuar la levitación a dos palmos de la tierra. Palabras mayores, la trilogía de los Chameleons es lo más grande del post-punk (también ese recopilatorio con inéditas "The fan and the bellows" que cita Bernardo en su comentario). Al loro con la edición digital del "Strange times" que además incluyó un segundo disco de edición limitada con caras b de singles, entre ellas una versión del "John i'm only dancing" de Bowie o el "Tomorrow never knows" de los Beatles. Excítate, córrete, eyacula si es preciso, canela fina, demasiada grandeza p'al body. Ya no se hacen discos de esta envergadura. Para cualquier cosa estoy a tu disposición o Don Guzz, acuda hoy, sin falta, con urgencia, a casa de su archienemigo portando este aparejo de fantasía.

    2. Conozco a The Sound hace demasiado poco como para comparar (y además ese disco que mentas es tremendous) pero, ay, mírate el hotmail Archi… Que este disquito de los Chameleons es canela extra fina del club del gourmet sin duda que valga. Y venga esos pinchos !

  4. yo me quedo por cuestiones personales con los dos primeros pero es que eesa trilogia de The chameleons es impagable. También recomiendo el del 86 THE FAN AND THE BELLOWS

    1. No podría estar más de acuerdo Bernardo. Banda muy particular, con un sonido muy trabajado y que, además y vital, sigue sonando vigente y de vicio. Como ocurre con lo bueno de verdad, claro qué sí. Saludos guzzeros.

  5. Desconocimiento totalla mía respecto a este grupo. Algo tendré que hacer para remediarlo. Grandísima reivindicación, como suele ser habitual. Saludos

    1. Así me "vengo" de tú última entrada donde podría directamente copiar y pegar tu comentario de hoy, jeje… El tema, como ocurre con Savoy, lo tienes "solucionado"… cibercorreísticamente hablando, claro. Abrazo guzzero Maese Chals !

  6. Me voy a videar esto enseguida Master Joserra (qué canción por los mismos clavos… ese tonecillo Big Star que le encuentro me mata varias veces). Y gracias mestre que ya me temía un tirón orejero, que a sabiendas de tu devoción por aquella maravilla de los Go Betweens pensaba que no me dejarías pasar lo de que no son mejores que The Church… Abrazo guzzero y hurry up X 80' s !!

  7. Hace unos años los escuche en directo en una sala pequeña y quitaban el aliento de como tocaban, a pesar de los años de su cantante siguen sonando como el primer dia y no a perdido frescura, al contrario su musica barre todo engendro de hoy dia ya que su honestidad es intachable.

  8. Banda increible, como the sound, en cuanto a lo inmerecidamente desconocidas, me gustan mas que echo, salvo x supuesto por killing moon, y estan solo un escalon abako de la mejor de todos los tiempos…..obviamente hablo de robert y sus secuaces, increible banda, increible disco y por si alguno no conoce escuchar monkeyland, saludos

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