Discos Críticas

Chrissie, Chrissie, Chrissie… ¿A qué ángel o demonio le arrendaste la soul para tener esa voz y cantar así?. Pero por partes que iremos, claro.  Cuando se lanzó en el Exile la idea de realizar un listado de «discos mujeriles» preferidos del personal (con ulterior recuento democrático de votos a tenor del rol específico de cada uno y demás) el que suscribe no pudo estarse de reafirmarse de su condición de fan (irredento) de según quienes. Por ello atendiendo a que siempre pensaré que Aretha y Joni son las más grandes ever (con la Simone como única posible tercera en discordia –que me la dejé y no se dude que la autoflagelación aún dura-) y tras dejar constancia de ello, me dediqué a ensalzar a mis “otras musas particulares” (una Debbie por aquí, una Harvey por allá o una Kristin por acullá y sin olvidarme de la muy adorada Patti, orgullosa y justa –a mi entender- campeona del exiliado culebrón)… Aunque, está cristalino más que claro, al margen de posiciones, ránkings, tops y demás martingala queda el hecho de que lo mío con la señora que canta y lidera en los Pretenders es punto y aparte con prácticamente todo…
A decir verdad ya no se trata de un tema de cromosomas de un u otro tipo: Chrissie Hynde es una de mis voces y vocalistas predilect@s sin coletilla a añadir. Y de cualquier etapa de esto del rocanrol y tal cual. Tras tiempo de darle vueltas al asunto la razón que quizá más me salta a los morros para todo ello es que, lo de esta mujer, es el equilibrio máximo alcanzado, en base a gustos propios siempre, en cuanto a fondo y superficie. Tiene el sentimiento, la autenticidad de los maestros y a su vez una facilidad natural por el ornamento, el autoadornarse (esta mujer me ha llegado a obligar en ocasiones a darle al rew solo para escuchar de nuevo la manera en que pronuncia/entona una determinada y puta palabra) que no hay cristo que lo pague ello. Esa concatenación de honesto arte y respeto por el espectáculo bien entendido (sin romper nunca la baraja de unos cánones rocanroleros que le corren por las venas como la misma sangre), y bien asido ello de la manita por un timbre vocal ubicable hasta en modo buceo (es de cajones), es al fin lo que pienso que (tratando de racionalizar algo que por otro lado es puro feeling y que no sabe ni responde ante frías analíticas de a granel –como esta que te acabas de tragar, sí-) me acaban por hacer de la Hynde un mito personal de aquellos para los que no hay putos cuartos around the world para pagarlo.
Sobre la banda en si no veo a que explayarnos demasiado… Tres discazos de la hostia en el primer lustro ochentero a los que debe(n), mayormente, gloria y fama, seguidos por aún un último disco en dicha década cuyos famosísimos singles eclipsaron (quizá demasiado) un trabajo también perfectamente disfrutable en su conjunto. Desde entonces la banda deambula (agonizante, que quizá apostillaría alguien) durante todos los 90 con discos más irregulares  aunque quizá demasiado vehemente denostados, o al menos en según que caso, con lo que los Pretenders, de alguna manera, pagan el perder esa “chispa” de la inmediatez que reinaba en los primeros discos… Con lo que llegamos al nuevo milenio y a un “Loose screw” del 2002 que, a mi humilde entender, mereció mejor suerte… Desde ahí la colección de tópicos (y ya digo que no pienso meterme para nada en las parejas sentimentales de la Hynde, con las verbenas a sustraer que se quieran de ello, que el tema aburre lo indecible): “se deben exclusivamente a su tiempo” (como Elvis o Mozart, no te jode), “son una banda de singles” (blasfemia total, y aunque el famoso “best of” de franjas blanca/negra lo tenga en casa hasta Chewbacca), “cuando se murieron de sobredosis Farndon y Honeyman-Scott se acabó esta gente” (por lo visto, y sin ir más lejos, el  “…crawl” lo escribieron en una sesión de espiritismo)… Todo ello y un importante etcétera siempre enfocado a ningunear a la banda, y a su maravillosa líder por extensión, tirando con bala, sin compasión a mediar… Con demasiada y exagerada sangre, sin duda en la cuentas propias al menos, ya que si bien es cierto que “Packed!” (su peor disco con diferencia) hacía aguas por todos lados del resto siempre cabe, con mayor o menor timidez, una cierta reivindicación a la que agarrarse. Pero, caray… Que entonces nos llega el otoño del 2008 y con él su noveno y último disco de estudio hasta presente fecha: “Break up the concrete”. Mi favorito de la banda de no existir “Learning to Crawl” y el estreno y, viva la madre que te parió Chrissie además del amor (de dios, incluso), uno de los álbumes que me son más indebatible y contundentemente queridos en lo que llevamos de milenio… “Break up the concrete”: la historia de una brillante y justa victoria cocinada a fuego muy lento y como ocurre siempre con los grandes guisos, ni qué decir.
Uno de los grandes misterios que sin duda se pregunta ahora mismo el orbe entero, y a colación de todo lo vertido hasta ahora, es la respuesta a destilar de la pregunta: «Coño, pues si tanto te gusta este disco por qué no lo pusiste en tu top-20 particular«… Ya, ya, es verdad. Pero, entiéndase, ya puse dos elepés de los Pretenders y aunque sin duda el disco de cabecera de hoy me gusta mucho más que alguno que sí que metí, quería que según quienes hicieran también acto de presencia (algunas lo lograron y otras no, cosas de la democracy). Además, ojo, está el hecho «reivindicante». Pues aunque el álbum tuvo buena acogida no fue, generalizando, el pelotazo que sin duda mereció (gentileza de las prisas exigidas por esta era digital-webera que impera), hasta el punto que alguna gente lo conoce como el disco que «iba de regalo» junto al «greatest hits» de turno que salió al poco… Para cagarse en algo -y en serio- el tema… Pasa nada en cualquier caso y espero, que con esto subsano (lo intento, vaya) el asunto. Entrando ya en materia y tal el primer punto a tratar es lo de esa label que lleva en la grupa, ya desde su edición, el asunto de que es su disco de «americana», «roots» o «rockabilly»… Pues mira sí, bastante de eso hay… TAMBIÉN. Se deja notar con denuedo la pedal steel del tal señor Heywood o el que la batería en la grabación -que en la gira será cosa de Chambers, el gran superviviente y único acompañante de la Hynde desde la alineación original- fuese cosa del mítico músico de estudio Jim Keltner (Don «se te cae la huevada al suelo al indagar currículo»), claro qué sí. Pero las mayúsculas iban, mayormente, porque al fin eso y mucho más queda fagocitado sin problemas, imposible que fuera de otra manera, por el habitual proceder en la voces por parte de su líder lo que hace que por mucha semántica (y etiquetaje) que medie, la sensación final es la de que estamos inequívocamente ante un disco de los Pretenders, que suena a Pretenders y que (para más cojones/ovarios) lo hace más y mejor que nunca desde el imprescindible tercer álbum del 84. Poca guasa, pues.
Sin tregua a valer se arranca aceleradamente el asunto con «Boots of Chinese Plastic«, con la banda centrifugando de narices y la musa dominando como imaginamos y sabemos (ya pueden meterle toda la cera que quieran que el rasgo distintivo de esta banda és y será siempre el mismo). Adictivas y sulfúricas boots estas de presentación de disco, en cualquier caso, que si bien no harán olvidar a las de Nancy si merecen aplausos  de loanza y tocamientos por doquier… Pero es entonces, ya tan pronto (sí) y al terminar dicha pieza, cuando sale el sol de repente y por noche cerrada que sea: «The Nothing Maker«… Seré gráfico y con perdones por ello pero me acuerdo ahora de un amigo que tenía tiempo ha y que al tratar de definir algo que era muy, muy, de su agrado se abonaba a lo de «se te hace el culo gaseosa con esto»… Bien, pues esa segunda pista de este álbum (y si se tiene  mínima estima por la banda/artista ya ni te cuento) es la maldita fábrica de La Casera en su día más prolífico y feliz… Debería estar prohibido cantar así, la puta de a bastos !. Te crea un referente con el que comparar y, ni qué decir, de ahí sale escaldado prácticamente todo dios (da igual género, época o lo que de la gana mentar). Soberbia, inalcanzable aquí esta Chrissie que atraviesa tuétanos con esta maravilla tan reposada como enfermizamente adictiva a mayor gloria de su tan impagable registro y su tan inconfundible pericia como intérprete. Difícil lo tiene  «Don’t Lose Faith in Me» para aguantar tipo tras dos andanadas de inicio como esas… Y con todo lo consigue, qué cosas, y con nota. Arrastrado blues con una steel de fondo afilada en el mismo yunque de Conan y momentos de despampanante subidón «hyndero» que, encontrando ahí sus mayores activos (a sumar una duración más que bien medida para no agobiar aquí al personal con un blueseo monótono de esos de gran minutaje que hubiera jodido la cadencia y tono que se busca -y se encuentra- para el álbum) sigue dejando el pabellón en las mismas clouds. Se recupera el marchamo inicial para «Don’t Cut Your Hair» y sus guitarras del caerse de culo varias veces. Curioso hat trick el que componen esta, la primera y la pieza que da título al tema… Temas muy rápidos, de esos que te puedes zampar compulsivamente cual gominolas, y que son de alguna manera los que dejan más clarinete la declaración de intenciones aquí expuestas. Pero, ay, al igual que pasa con «boots»/»maker», esa impecable y tan brillantemente pseudoesquizoide canción corre el injusto riesgo de quedar relativizada pues, muy al tanto, es nada menos que  «Love’s a Mystery» lo que ahora se nos viene encima… Cancionaca de los santísimos que huele a hit clásico de la formación hasta en la luna. La melodía, la forma de conducirla de Chrissie, otra steel de quilates mil… Se deshace in the soul la muy cabrona (y esos crescendos de la señora, cómo no…). Invencible. Pero hay que estar muy atento aquí pues, en como tantos de los grandes discos habidos y por haber, no falta la figura de «la tapada». La pieza maestra escondida de primeras que te atrapará sin remisión después, tarde o temprano, para -desde ahí- quedarse contigo ya para siempre. Eso es «The Last Ride» para este «Break up the concrete», con todo su tan atractivo desfilar de pequeños matices por unir (a destacar, sí adivinaron, lo de siempre con esta tipa y en lo suyo) sin perder nunca de vista la férrea estructura básica de la canción… Y eso que no era tarea sencilla, por lo menos en mi opinión, pues dicha canción me la ponen justo en medio de lo más similar a un hit-single inmediato y, por supuesto, mi momento predilecto definitivo de tan altamente recomendable elepé: «Almost perfect«, faltaría. Esta no me la esperaba, miren ustedes, y ya desde la primera vez que la escuché, a las pocas semanas de salir el disco, se convirtió en una compañera fiel para el que suscribe y hasta hoy… Ni qué decir que el romance lejos de irse extinguiendo sigue perfectamente vigente. Y es que me chifla la de diosescristo esa engañosa ligereza con sus aires de misteriosa bossanova altamente blueseada… Tremenda toda ella, a mi entender. Aunque, nuevamente, no caigamos en el error de ningunear según qué y, más concretamente ahora, atención con «You Didn’t Have To«. Magnífico medio tiempo con Chrissie entonando por cojonésima ocasión como la diosa que para tantos és y sin olvidarse de dejar brillar como procede a la banda (y a la tan precisa y concreta producción). Y así llegamos a la tripleta de despedida con esta «Rosalee» que aunque, por forma y tono, parezca secuestrada directamente del también tremendo «The delivery man» de Costello de unos añitos antes y por ejemplo, tiene su  historia detrás… Y es que me llamó enseguida la atención el hecho de que esta fuera la única canción del disco en cuya autoría no figuraba Chrissie Hynde. Lo hace un tal Robert Kidney. Tirando un poco del hilo resulta que este hombre era el líder de la banda «The Numbers Band» que fuera fundada, en los últimos 60’s, por él mismo y por un tal Terry Hynde, saxofonista y, en efecto, hermanísimo de Chrissie. En resumen: desconociendo por completo si estamos ante una versión o, por contra, algo nuevo y compuesto especialmente para la ocasión lo cierto es que, sin duda, su buen feeling deben tener Chrissie  y Robert y esto tuvo que salir solo y más natural que lo que se quiera, pocas dudas caben. Aunque, de cualquier manera, es de ley confesar que un algo si palidece esta «Rosalee» (aún funcionando fetén) al verse comparada con la canción que presta nombre al disco… «Break up the concrete» -the song- es la mejor de las «pistas rápidas» aquí ubicadas (lo cual es fácil de escribir pero en absoluto más allá de ello), la más adictiva y la que más nos deja (de nuevo) un marcado aroma a clásico de siempre de la banda solo que, anda-mira-tú y por cosas de la vida, se editó en el 2008… tick-tick… Joder, qué bien quedaría de visita y contextualizando, y por ejemplo, en el bloque inicial del «Godfellas» de Scorsese (esos pasajes de secuencias cortas y cojonudas hilvanadas con agilidad y maestría de vértigo). Si es que se te va el pie con ese ritmo por mucho te lo ates a la silla, caray… Poderosa y emblemática lo mismo que alegre y directa… o lo que se dice «de puta madre» que se acaba antes y nos entendemos mejor, sí.  A modo broche ya solo nos queda tiempo para una preciosa «One Thing Never Changed«, que no és sino una suerte de nana de porche (con crepúsculo de fondo) en la que por poder hasta puedes soñar que la Chrissie se despide susurrando en exclusiva para tí… That’s all, o casi. Pues en verdad me apetece brindar una última vez en este posteo por esa Chrissie que puso en su sitio a tanta gente (tan moderna, tan guay, tan adalid del neo-folk de revista de tendencias -y me refiero tanto a los músicos de facto como a los palmeros de temporada de turno-) cuando, oh cielos, ¿»pero esta tipa/gente no estaba acabada»?… Este disco tiene una calidad media que no veo cómo bajar de la excelencia, algunos hits potenciales («maker», «mistery», «almost» o la propia canción de cabecera) que no tienen porqué bajar la mirada ante sus sacrosantos pelotazos de siempre y, por encima de todas las cosas habidas y por haber perse, un constatar para las nuevas generaciones el porqué de Chrissie Hynde solo hay una y una habrá hasta el fin de los tiempos. Hasta las puertas de San Pedro o las cazuelas del Botero contigo Chrissie, hasta donde quieras y como siempre.
 
The Pretenders – «Break up the concrete» (2008) : 9’2/10
01. «Boots of Chinese Plastic»/ 02. «The Nothing Maker»/ 03. «Don’t Lose Faith in Me»/ 04. «Don’t Cut Your Hair»/ 05. «Love’s a Mystery»/ 06. «The Last Ride»/ 07. «Almost Perfect»/ 08. «You Didn’t Have To»/ 09. «Rosalee»/ 10. «Break Up the Concrete»/ 11. «One Thing Never Changed».

Por Guzz


8 comentarios

  1. Qué decirte dear Guzz sobre la señorita Hynde, como la llamabamos y llamamos los de mi cuadrilla que la disfrutamos como idola en nuestra maravillosa juventud. Para no aburrirte te diré que fue en la presentación de este "Revienta el Cemento" donde quizás haya disfrutdo más de un directo, me volvió loco el setlist, me mato de ganas de besarla y de abrazar a Chambers ( bateria top of the tops, todo sea dicho) Madre mía, lo que has escrito es una fotografía de lo que siento, cabrón.Te doy las gracias porque queria aportar algo pero con esto tan cerrado no se puede. Bueno una cosa, amo a esta individua, le amo. Anécdota: tenia conocido que decía haber estado en una fiesta en su piso en Londres en la época Kerr y que le pareció una guarra ( de sucia) Primero que no me lo creo y segundo que bendita suciedad, si la suciedad es como este disco y ésta ya señora, diva, diosa …porque si me lo confirman no paso más por la ducha.Viva el guarreo. Un fuerte abrazo y amén a todo de parte de su groupie bilbaina Don Guzz.

  2. Pues este disco no le tengo controlado la verdad, tendré que ponerme a la tarea, pero la trayectoria de esta gruppie de Ray Davies es intachable y tiene discos imprescindibles.

    Abrazos truferos.

  3. Un muy buen disco… pero un 9,2???? lo veo excesivo. Pero mucho mucho… y a mí me parecen notabilísimos los Pretenders pero de ahí a llevarlos a los altares…. vamos, que no. Por otro lado, un post cojonudo.

    Ah! para guarra la Patti Simith!!! que yo la vi en vivo y en directo por la calle y bueno, sólo le faltaban los cartones y la el Don Simon.

  4. Buen disco, el mejor desde décadas. Corto en duración y bastante directo. Un 7 alto. Su disco posterior el realizado con JP tampoco estaba nada mal

  5. Pues muchas gracias Don Guzz, este disco se me despistó por completo por culpa de la webera, y lo voy a trincar de inmediato. Yo en cambio tengo debilidad por el Packed!, que no digo que esté a la altura, pero es el único vinilo que tengo de la banda, y en su momento lo llegué a rodar tanto que incluso me gusta, como The Last Of Independents pese a la balada que nos agobió, (que balada!!!), Pretenders molan mucho!!!! Busco este disco ya. gran post. Saludos

  6. Joserra, yo me la tiraría otra vez, jajajajaja, eres un crack, yo sabía que tu no te ibas a cortar una cala con ella, y gracias a este acertado post se me remueven las tripas, ESTA PEDAZO DE MUJER ha convulsionado mucho el mundo del rock de los que somos de estas generaciones. Grande, GlandeS….Pretenders, me uno a la fiesta, un 9 y pico is too much, pero bastante NOTABLE, ok? Un abrazo. Wenry,s.

  7. Gracias por los comentarios a todos. Eso por delante. A partir de ahí… Hacemos una votación en comándita y resulta que, anda, el estreno de los Pretenders queda en SEGUNDA posición de entre todos los "discos mujeriles" de rock de all the times en justa democracia… Yo no pondría un pleno, 10/10, a ningún disco suyo (cierto) pero si más de 9 a dicho estreno y al tercero… Este es su tercer mejor disco (de la mano del II, como duda razonable) para todo cristo que le ha dedicado un algo de tiempo… Al hacer recuento de datos: ¿tan raro es esa nota?. Creo que más consecuente no se puede ser (¿o esa posición 2 era un caso de espejismo colectivo?)… O pasa quizá que los Pretenders es de esas bandas que le gustan a todo dios pero no queda guay de confesar (a lo Police)… Le iba a poner un 9 pelao (de ahí no bajo) pero me puse a pensar en algunas de las mamonadas que se consideran lo más en lo que llevamos de milenio y me dije: "olé tus ovarios Chrissie, qué grande qué eres"… Me arrepiento "0" y me reafirmo de pleno. Hale.

    Abrazo guzzeros a todo dios.

    1. No he escuchado el disco, pero si se valora respecto a sus tres primeros me parece bien, y te entiendo en el sentido que parecido pasa con la srta Baez, decir que el Donna Donna y All My Trials suenan que te cagas en su voz puede no ser demasiado "rock" y "cool" en este mundo, el tema va por derroteros de el porque desgraciadamente tiene que existir un día de la mujer, por diosas como, la Franklin, Baez, PJ, C.King y la Hynde!!! vivan sus ovarios divinos, a ver mañana que nos trae el amigo Johnny!!! seguro que canelita fina.

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