Conciertos

He perdido la cuenta de las veces que he presenciado conciertos en directo de los FLESHTONES en esta vida. No en vano es el grupo internacional que en más ocasiones he visto encima de un escenario. Alrededor de la decena y repartidas en tres décadas. Y en todas ellas un denominador común que se ha repetido inflexible y tenazmente: alegría, buen rollo y rock and roll. Y nunca, nunca, nunca, la decepción.

- FLESHTONES CONCIERTO WAH WAH 1

Dicen que siempre hay una excepción que confirma la regla. Por ahora no ha llegado y los suficientes desearíamos que por muchos años nunca se presentara ese desencanto porque nos gusta ver a los Fleshtones las veces que hagan falta para que nos insuflen esas dosis de vitalidad, energía y eterna juventud de las que hacen gala y que tantos beneficios nos proporcionan.

La cita con Peter Zaremba, Keith Streng, Ken Fox y Bill Milhizer para hacer el “fleshtone” era en la sala Wah Wah de Valencia durante la noche del 13 del febrero del año en curso, la víspera del cargante día de San Valentín que tanto se encargan los medios de recordar. Y allí fue donde les declaramos amor, el verdadero amor que sentimos los suficientes hacia ellos como gratitud por tantos años de juerga y de rock and roll.

Presentaban su nuevo Wheel of talent (véase enlace), otra prueba más del buen estado de forma que mantienen también en los discos de estudio. Y aplicado al directo junto a un sinfín de pildorazos de su discografía dio como resultado un brebaje explosivo, la pócima perfecta para la diversión que, desmenuzado todo en tantos por ciento, podría resultar subjetivamente más o menos así: 31% de garage, 24% de beat pop, 17% de surf, 16% de punk-rock y 12% de soul. En resumen, rock and roll fresco con sabor a flúor después de lavarse los dientes y aroma a clásico, ese que pasan los años y nunca perece aunque a algunos les gustaría enterrar.

Y todo ello demostrando que es una banda de garito y de tugurio nocturno, trasladando entusiasmo al personal allí congregado. Con Hitsburg USA comenzó la cosa y aunque me resulta prácticamente imposible recordar todos los trallazos con los que nos deleitaron se podrían destacar entre otras Pretty pretty, pretty con un agudo y brillante Streng, o el inmenso placer que me supuso la corrosiva “I was a teenage zombie, o la mayoría del mencionado último disco incluido el alocado homenaje a Ramones de Remember the Ramones”. Pero algo que se ansiaba, no faltaron los escarceos en castellano como Veo la luz y Llevo un tigre en mi guitarra, o respecto al mítico “Roman gods” que cayera The dreg”. También de los primeros tiempos no faltaron The theme from the vindicators y un American beat en el último bis que remató el estado de enajenación colectiva con una repleta sala aplaudiendo a rabiar, haciendo reverencias y coreando al unísono “Fleshtones, Fleshtones, Fleshtones,…”. Una vez más había vuelto a suceder, la sonrisa del que suscribe se instaló desde el primer minuto hasta el último y solamente mutó para quedar boquiabierto con una de esas bandas de las que ya no quedan. Parece mentira pero los incombustibles Fleshtones continúan siendo vigorizantes y reconstituyentes además de una especie de personajes de comic que se dedican con sabiduría y simpatía a esto del rock & roll.

Entre las anécdotas a destacar la del espontáneo Vicente que con su entusiasmo y entrega demostró que podía ser un “fleshtone” más encima del escenario mientras algún semi-perturbado por la situación vociferaba una y otra vez esa locución o eslogan que se ha ido asentando con el transcurso de los tiempos de “Zaremba for President!!!”.

Por muchos años más, ojalá, The Fleshtones.

 * Este artículo fue publicado originariamente en el siguiente enlace del Espacio Woodyjaggeriano. 


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