Críticas Rockumentales

El «mundillo» este del Rockumental es plato común altamente recurrente para un servidor. Sin llegar a obsesión compulsiva pero, se admite, quedando más cerca de ello claramente que del «me veo uno de vez en cuando». Por eso cuando me enteré, hace ya un tiempo importante, que dos de mis bandas fetiche tenían (o estaban a punto de tener por entonces) flamante nuevo Rockumental pues, ni qué decir, las búsquedas internáuticas llegado cierto punto (al quererlos en religiosa vose -que hasta le dediqué una entrada implorante a ello hace bien poco en espacio propio-) fueron cuestión de máxima prioridad para el que suscribe. Las bandas: The Replacements y Big Star, por supuesto. Y aunque el de los primeros sigue en busca y captura (estoy ya casi en el escalón previo a ofrecer órganos internos a fin de hacerme con él), el de los segundos titulado «Nothing can hurt me» (2012) ya ha sido felizmente videado en tres ocasiones y, claro está, es lo que aquí y ahora nos trae.
Esto de los Rockumentales es algo peliagudo a la hora de recomendarse a ciegas, o al menos eso me parece… Los hay que hacen hincapié en el tema 100% biográfico y apenas tocan lo que sería el embutido (la obra en si), otros son puros y duros conciertos (a veces con algún «momento backstage» y va que chuta), los coleccionables sobre obras concretas (y a destacar aquí, claro, los tan famosos «Classic albums») y, entre no pocas otras variantes, las parábolas y rarezas varias del personal que toque (tanto a nivel de músico a tratar como de rockumentalista firmante)… Por ello valorar, puntuar, va tan claramente en base a los gustos de quien contempla (a sumar el grado de implicación de quien toque en función de la querencia que suscite el pollastre a tratar) que, insisto, se antoja como bastante complicado… «Pues como siempre, no te digo»… Pues sí y no, mis estimad@s compinches, sí y no… Particularmente, y lo explico porque es el primer artilugio de este tipo que pongo en el Exilio, trato de valorar cualquier tipo de documental de la misma forma que hago con los films: en función de lo que se oferta/vende y se consigue (no me parece justo, por ejemplo, comparar «La vida de Brian» con «El tercer hombre»… Claro que me doy cuenta que la segunda es «mucho más película» -y una de mis predilectas, ya puestos- pero, es de cajón, ambas dos proponen -y logran- cosas bien distintas por su particular camino correspondiente). Para el caso que nos toca: «Nothing can hurt me» (2012) que és, de forma harto cristalina, un «Biodocumental» de esos… Aunque, ojo, con agradecida visión de fan… y no todo se limita a un interesante número de músicos más o menos conocidos dándole (sincera) lumbre a la inextinguible Gran Estrella (de Teenage Fanclub a Rem pasando por Matthew Sweet o imágenes de archivo de los propios Replacements, etc) y otros tantos críticos e historiadores varios del rocanrol haciendo lo propio. Que aunque bastante ceñudamente disimulada por sus dos cineastas firmantes (Olivia Mori, Drew DeNicola), se filtra de forma diáfana ello (esa afectuosa «visión de fan»)  en no pocas ocasiones… Y normal, faltaría, tal es la fascinación que Chilton, Bell y cia generan. A partir de aquí, y señalando que uno es un tanto puñetero con este tipo de productos a pesar de devorarlos con procacidad -o precisamente por ello-, les recomiendo sin la más mínima reserva que se hagan con este artilugio. Palabra guzzera. No es de 10 quizá, por aquello de la visión parcial… a cada uno/a le hubiera gustado un mayor profundizar en esto y/o lo otro y el documento, aunque de duración aceptable (110′ aprox.), no es el festival de cuatro horas soñado para el estelar caso que nos ocupa… Pero, muy al tanto e importante, está todo (y aplausos mil por ello): el por qué del nombre, el misterio de las pocas ventas de su emblemático estreno, los inicios de niño-maravilla de Chilton con los Box Tops, el triste viaje al vacío de Bell, las aportaciones en forma de entrevistas del también finado en 2010 Andy Hummel o del único miembro original vivo (el bueno de Jody Stephens), todo el tema de las producciones y sus quebraderos a mansalva, la enorme ola expansiva e impagable que genera para la Historia del Rock… Todo ello regado con matices ya puramente biográficos y aunque, no veo a qué negarlo, hay momentos lacrimógenos (por Bell, básicamente, y es que no queda otra) si algo queda claro al fin, tras terminarlo (y amén de la certeza de que en otra época y ciudad hubiera quedado evidente que la dupla Chilton-Bell es lo mas similar que tendrán jamás los yanquis a la formada por Macca-Lennon), es que por enésima vez se nos enseña lo muy voluble, lo tan matizable, del concepto «éxito»… Más allá de la fama, los platinos y los millones, está el logro postrero: reconocimiento. Y ver la alegría con la que el personal (profesional o amateur) habla de ellos, el calor que su música nos sigue generando a muchos miles tan único y concreto (a los que nos gusta esta banda no «nos gusta» sin más, y si hay que explicarlo esto es que todavía no te ha picado el bicho de verdad), los ríos de tinta (y kb) que siguen generando cuando un ingente incontable de bandas posteriores (y que han vendido lo indecible más) ya hace largo tiempo cayeron en el olvido… ver eso, y tanto más a día presente, no hace sino reafirmarnos a ese considerable grupo de eternos adoradores de tan necesaria y primordial formación… La Gran Estrella no fue parida para metales grabados, mármoles o diplomas… Trasciende a ello, quiera verse/entenderse o no. Se creó para defendernos, a toda la gente de bien, de los males de este mundo desde el lejano e  inalcanzable firmamento (y  «Cosmos») al que pertenece y pertenecerá por siempre y, gracias a ello… «Nothing can hurt me», claro qué sí. Vean este rockumental, por favor.





«Nothing can hurt me»  (2012) : 9’4 / 10
BIG STAR
Dir: Olivia Mori, Drew DeNicola
113 min./EEUU

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5 comentarios

  1. Joder Guzz, aún no he podido verlo y me pones lo dientes largos! un grupazo este, sí señor, aunque no digo nada que no sepa todo el mundo mundial. Vamos a ver si este fin de semana le pego un visionado de aúpa.

  2. Don Guzz, le escribo el presente para pedirle perdón principalmente. A fecha de hoy todavía no he podido hincarle el diente. Comencé a verlo pero un mar de riñas, lloros y gritos entre las princesas provocó que tirara la toalla. No se imagina cuánto le agradezco aquella misiva, encontraré el momento y se lo haré saber. Y la Gran Estrella brillará una vez más en mi vida. Vd. lo sabe y yo también que esto ocupa un lugar prioritario en mi ajetreada vida.

  3. Lo busco para visionarlo ávidamente, soy otro rey bago tras la estrella herrante, y no le he echo los honores al video, gracias por la info y por la crónica que resulta ser lo eserado, fantástica.
    Abrazos a todos.

  4. Don Guzz, anoche lo vi por fin y flipé. Me emocioné bastante en el apartado de Chris Bell. Cuánta grandeza. Gracias, tendrás noticias de mí en próximas fechas.

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