Discos Críticas

Se me antojaba difícil abordar la última publicación musical de SENIOR I EL COR BRUTAL en su conjunto. La tenía que dejar madurar a lo largo de los meses, asimilándola a modo de cuentagotas como siempre me pasa con los discos acústicos y a sabiendas de que cada lance en el camino iba dejando un poso importante por el que llegaría el día, cuando las estrellas se alinearan debidamente, en que las partes formarían un todo, y ese todo se afianzaría para quedarse, como sucedió con aquella primera “experiencia gratificante” del 2009 o con el “gran”, mejor dicho sería decir grandioso, mayúsculo, segundo disco del 2011.
Es ahora cuando percibo la universalidad de València-Califòrnia, con la valentía que entraña ofrecer un disco menos mordaz y mucho más hondo e intimista que los anteriores, tan entrañable, tan folk, tan dylanita, tan despojado de artificios, con emociones y sin virtuosismos, prescindiendo de más instrumentos que una penetrante armónica, que un ocasional piano y que una melodiosa guitarra (salvo el último corte que da título al álbum en que se incorporan elementos de acompañamiento y percusivos).
València-Califòrnia rezuma autenticidad e introspección a través de todos sus poros y, un disco de esta categoría, realizado en la lengua autóctona de los valencianos, debería ser como mínimo objeto de mucho orgullo por parte de sus nativos y moradores aunque ello resulta bastante difícil en un lugar donde impera el ‘meninfotismo’, dualidades y contradicciones, un insuficiente reconocimiento de la importancia de su lengua vernácula o un escaso interés por la cultura y por todo lo relacionado con el mundo del rock. Después, más allá de fronteras e idiomas, en un mundo más coherente, normalizado y con menos prejuicios, este disco debería tener un reconocimiento vasto y extenso. ¿Por qué tanta grandeza? Porque València-Califòrnia es un álbum de vivencias profundas que calan tanto como en su día pudiera hacerlo cualquier clásico de raíces americanas en su vertiente más acústica, y todo ello sin perder la esencia de su tierra.

El viaje de Valencia hacia California comienza con un sosegado misil hacia los que no aceptan algo tan natural e innato como disfrutar del sexo u otros placeres de la vida (La bomba de plaer). A ella sigue una reivindicación entre teclas de piano sobre la fortuna que supone estar vivos (El somni s’ha acabat). La emigración en tiempos difíciles, rememorando la crisis del 29, en un tema de ayer o de hoy como es esa Flor de maig que revela las claves centrales del disco: «Mare, a Califòrnia ens em d’anar«. Con decisión y actitud brilla La gran esperança roja mientras que la dignidad colectiva en El día dels covards (adaptación del tema “El dia de tots sants” de Arthur Caravan) da paso a un inmenso himno de amor, camaradería y fraternidad como el Cantic als germans de diferent mare”.

En la mitad del trayecto un pasaje instrumental como Vol com mai precede a la angustia y al afecto con extrema sensibilidad de Ella plou (estamos ante una de esas canciones que emocionan tanto que ponen todos los vellos de punta mientras el cielo sigue azul esperando que ella alce el vuelo). Del desconsuelo y los sinsabores de la vida con el piano nuevamente de protagonista acompañante en Ja no hi ha ningú a la estima y el cariño por los familiares y amigos que han compartido experiencias durante el trancurso generacional en L’home que era ahir”, y de ahí al recuerdo del poeta del Siglo de Oro valencianoAusias March en una conexión directa con la inicial “bomba de plaer” en el aspecto de que la carne es inevitable que busque carne. Al final, un broche de oro durante más de once minutos y ese objetivo, ese destino, convertido en una especie de himno que entona al unísono aquello de i allí tots serem germans, i no patirem més fam, i l’amor s’escampará com el vi en un bon dinar.

De verdad, las composiciones de Landete lo han vuelto a conseguir en este tercer trabajo, su voz desgarrada acapara mayor atención y su folk-rock se afianza definitivamente como una gran realidad con el mérito que ello conlleva. Quizás, ojalá, de justicia sería que las nuevas generaciones tarareasen en el futuro las letras de aquel «València-Califòrnia» convertido en clásico. Mientras tanto se puede decir que un disco de esta calaña, pausado y melancólico, comprometido y sin complejos, posee propiedadaes curativas y resulta muy apropiado en los tiempos actuales para abrir los ojos y para hacernos más humanos, más terrenales y más seguros de cuáles son las posiciones con las que nos debemos identificar. Recollons, quin discazo!!!

 * Este artículo fue publicado originariamente aquí: Espacio Woodyjaggeriano.

Senior i el Cor Brutal – «València, Califòrnia» (2013) – 9’5/10
 
1. La bomba de plaer / 2. El somni s’ha acabat / 3. Flor de maig / 4. La gran esperança roja / 5. El dia dels covards / 6. Càntic als germans de diferent mare / 7. Vol com mai / 8. Ella plou / 9. Ja no hi ha ningú / 10. L’home que era ahir / 11. Ausiàs Marx / 12. València, Califòrnia
 
 


3 comentarios

  1. Los conocía de oídas. Buenas palabras escucha siempre sobre ellos pero nunca acabé picando en su plato. Tal vez sea hora de remediarlo. Me has convencido y me pondré manos a la obra. Además he tenido una señal, hoy mismo en la botica he atendido a un tipo con una camiseta de "Senior"…. Llámalo casualidad o acto divino.

  2. Niko, hay señales en la vida que no hay que dejarlas pasar. Como dice Chals también te gustarían los anteriores. Y yo te digo que a mi gusto y juicio, un disco de este calibre sucede una vez cada mucho tiempo, y siento orgullo de que haya sido en mi lengua paterna. De verdad, una obra maestra.

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