Críticas Discos

Hay un sueño recurrente entre muchos seguidores del mundillo este del rocanrol… Imaginarse una banda que sea tan magnífica y poderosa como las mejores, las realmente mejores, de la historia del medio y que, por contra, sea reducto de minorías que la abrazan vehementemente como un delicioso -pequeño/gran- secreto privado (aunque cada vez menos en estos tiempos tan weberos, está claro)… ¿Y cómo debiera sonar dicha y utópica formación?. A ver, necesita tener algo de los Fab4 (eso lo primero) y, perse, también de los del lenguatazo (eso lo que sigue y antes de mirar nada más allá)… Hombre, puestos a pedir, si se acuerdan también de los Byrds y hacen algún viraje sixtie-british hacia los Davies y demás pues ya fetén, claro. Ah, y un respeto a los mayores también (qué sin Chuck ni «Ricardín» o algún recuerdo al de Duluth -más exclusivísimo etc- no hay fiesta de corcheas que valga)… Todo ello, ni qué decir, supurando en todo momento autenticidad rocanrolera en su formato más básico y wild (que huela a garaje y «alta energía» en su forma más melódica y embrionaria para poder ser admirada por un potosí de formaciones ulteriores como la cult-band definitiva que resulta hasta el fin de los times)… Entonces, una amnea del sueño pasajera especialmente puta te hace perder compás, muy ligeramente (tampoco nos asustemos), en el respirar y te despiertas… Y es entonces, precisamente y oh my god, cuando te sobreviene la solución al silogismo de este párrafo en, curiosa y paradójica, forma de pregunta: «¿vuelvo a cerrar persianas o me levanto y me pongo a los Groovies?». Mejor buscamos la vertical y nos ponemos a los puñeteros Flamin’ Groovies, cualquiera de su primer e insaltable media docena de discos, claro… que (con disculpas por el tan manido tópico) va a ser lo de «soñar despierto», en definitiva y qué narices, si en verdad (que no de boquilla) gusta esto del rocanrol.
Por supuesto que cualquiera de esos tres primeros discos de cualquiera de sus dos primeras etapas, hasta sumar la media docena mentada, me parecen la releche merengada. Tanto Loney como Wilson son unos cantantes repanocheantes del copón y, partiendo de ahí, ponerse a juguetear con lo de que primero eran más R’n’R old scholl y después, con su celebrada «reencarnación», viraron descaradamente hacia las formas de la british invasion (de una década antes) para perder pegada, o todo ello en viceversa, se me antoja una chocarrada absoluta y de las más gordas… Que en definitiva los Groovies son, ante todo, la criatura del Sr. Jordan (hombre/guitarrista de indudable, eterno e innegociable buen gusto), quede ello cristalino. ¿Y por qué no son más reconocidos, aún siéndolo y pues, este personal resultando  tan magníficos?… Pues fíjense uds que hoy tenemos respuesta a eso y todo:  los Flamin’ Groovies son una descomunal banda de rock… formada, en cualquiera de sus alineaciones y primordial matiz, por unos recalcitrantes fans de las mejores y más inolvidables formas de ese mismo rock. Esto és: nunca cedieron en su condición de seguidores, de admiradores (ni entonces ni ahora lo hace tampoco Cyril con esos Magic Christian con los que anda liado en los últimos años), siendo prueba irrefutable de ello la holgada lista de ilustres covers con los que solían rematar sus tan nutritivos elepés. No les perdieron los cantos de sirena ni les dio el vértigo, siquiera entonces, cuando el mismo Jagger (con el mismísimo «sticky» recién embutido bajo el sobaco) dijo aquello de «hemos perdido la batalla a la hora de reinterpretar el blues» tras escuchar «Tennage head» en algún momento de 1971 (ahí queda eso)… Y entre todo ello, y tantas otras mandangas (y ahora sí), queda al fin lo de valorar lo que, por consenso más o menos establecido, resulta su más reconocible e indebatible masterpiece: «Shake some action».
Aceleremos para no eternizar… Chris Wilson sustituye a Roy Loney y en algún momento hacia mitades de los 70’s, manteniendo solo a Danny Mihm en las baquetas desde el line-up original, Cyril Jordan recoge los bártulos y se marcha hacia las inglaterras desde su querido SF. Ahí, contando con la ayuda de Dave Edmunds (casi nadie, y vaya lo de Rockpile como rápido ejemplo) y, es de cajones, manteniendo el nombre de la banda, aparece este discazo de padre y muy señor nuestro, justo un año antes de la conocida explosión punkie que se diera en el país de las chocolatinas de menta y la cerveza tibia. Yendo ya a los contenidos de «Shake some action»,  pues ahí vamos con las consabidas y acojonantes covers aquí vertidas: «Let the boy rock’n’roll» (Lovin’ Spoonful), «Misery» (Beatles), «She said yeah» (Larry Williams), Don’t you lie to me» (Berry) y «Sometimes» (Paul Revere & the Raiders), sin olvidar esa pieza de old blues tradicional (asignada a W.C. Hardy) titulada «St. Louis blues». Casi nada. Un curso express de blues añejo, baladas buddyhollyanas, acercamiento al tan necesario universo del Sr. Sebastian y su banda (los Lovin’ Spoonful, la más british de las bandas yanquis de los good old sixties, siempre reivindicables hasta el hartazgo), rocanrol del más elevado copete con todos los galones del Rey Pato o el recuerdo para Mr. Williams y (faltaria) el encuentro con aquellos primeros escarabajos en su tan cruelmente breve reelectura aquí ubicable. Todo de diez y más, vaya… Hasta que nos enfrentamos a los ocho temas originales, claro. Que entonces todo pasa a ser, directamente, de quince mil… Te juro, si no conoces el disco (of course) que de hacerlo no te hace maldita la falta, que no es un «best of» más de los Beatles, los Beach Boys, Stones o Kinks lo que estás escuchando en «yes it’s true», «please please girl», «i can’t hide», «teenage confidential» o «i’ll cry alone»… Cyril y cia compusieron y tocaron aquí esos temas/ambrosías por vez primera. En todo su esplendoroso y glorioso  anacronismo acorde a lo que entonces, que seguimos en el 76, se estilaba. Y es que siempre fueron a flagrante y orgullosa contracorriente, con un par (claro qué sí), y seguramente, por eso mismo, quienes les admiramos les queremos todavía un algo más si cabe. Por cierto, y para ir ya dando carpetazo al tema, que no pretendo obviar su icónico y más que adictivo tema de cabecera (seguramente algo así como su superhit) o la maravilla extraterrestre (por su manifiesta «bonitez extrema» sin mácula a encontrar) de «I saw her», pero no podría despedir este texto (claro qué no, ni intentándolo con toda las ganas e  intención) sin quitarme el sombrero por cojonésima ocasión en mi existencia ante la gigantesca y única «you tore me down». Una de mis cuatro o cinco canciones predilectas de todos los tiempos, con toda la pompa y  rimbombancia (pero también absoluta certeza) que ello implica. La melosa y preciosista lectura de los siempre bien hallados Yo La Tengo, por cierto, fue algo también deleitable a más no poder, sí, pero esos acordes en la original guitarra de Jordan me siguen resultando tan únicos y necesarios como el respirar. ¿»Obra maestra»? (que se dice y ya al fin)… Pues como poco a mi entender. Las derivas rockeras continentales ya hace tiempo que van poniendo las cosas en su sitio y, como hicieran (llegados sus respectivos momentos) por el sacrosanto banano velvetero, el «#1 record» o «Marquee moon», este «Shake some action» de los Flamin’ Groovies se alza ya desde hace un relativo tiempo como lo que és: una de las citas insaltables de la historia rocanrolera toda ella. Así de burra es la cosa y tal cual se lo cuento, oigan… Shake it !

Flamin’ Groovies – «Shake some action» (1976)
10/10
01.»Shake Some Action»/ 02.»Sometimes»/ 03.»Yes, It’s True»/ 04.»St. Louis Blues»/ 05.»You Tore Me Down»/ 06.»Please Please Girl»/ 07.»Let the Boy Rock ‘n’ Roll»/ 08.»Don’t You Lie to Me»/ 09.»She Said Yeah»/ 10.»I’ll Cry Alone»/ 11.»Misery»/ 12.»I Saw Her»/ 13.»Teenage Confidential»/ 14.»I Can’t Hide».

Por Guzz


7 comentarios

  1. Delicioso post de esos para enmarcar. Un placer leerle en el Exilio y disfrutarle. Incomprensiblemente no tengo este disco, pondré remedio estas navidades y ya me veo comprándome toda su discografía en un mes….. Todo por su culpa, gracias.

  2. Don Guzz, Vd. y yo sentimos tan similar que me da miedo. El disco más beatle de los Groovies. Algún día le contaré cuando en un concierto de los Cynics se me arrodilló un muchacho porque llevaba puesta mi camiseta de los Groovies. La canción que da título a este disco es una POM de las más POMS de la historia. Casi me corro con su visión estelar de este disco, gracias. Shake it. Abrazo.

  3. Vamos a ver Don Johnny JJ… si esa anécdota la cuentas… "se me arrodilló una churri… se despelotó y empezó a bajarme la bragueta… porque la tía flipaba con tu camiseta…" pues coño mola mucho más… Por cierto, yo vi esa camiseta en Frías y la verdad es que es bonita.
    Discarro de los Groovies como no.

    Abrazos.

  4. Aquí un fan suyo y de los Groovies. Decirle que amo ese disco con toda mi alma y para darle un poco de envidieja, cosas de la edad, les ví en Vitoría en los ochenta presentando su disco, puede ser One Night Stand?, y fue un fiestorrón de r n r del copón bendito, hasta se le cayó el peluquín al Cirilo igual en Absolutely Sweet Marie ( mmmmmmm…). Es una putada se calvo siendo Jordan, una putada porque el suena a flequillo, al eterno flequillo beat y a los cantes de ida y vuelta. Como siempre le doy un 10 , Guzz. Un abrazo.

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